Por María Josefina Arce
Este jueves descorrió sus cortinas en La Habana el Festival del Nuevo Cine Latinoamericano, que en sus 40 años ha sido el escenario donde se han dado cita varias generaciones de creadores que en cada edición han aportado su mirada critica sobre la realidad del continente.
Son cuatro décadas en que el séptimo arte ha ido sumando seguidores y ha hecho que cada año en el mes de diciembre uno de los encuentros más esperados por el público cubano sea el Festival de cine.
Lo más representativo de la cinematografía del área ha estado presente en La Habana. Por sus salas de exhibición han pasado filmes que aún hoy las más viejas generaciones recuerdan por sus denuncias, críticas, belleza de sus imágenes o por su buen sentido del humor y las memorables actuaciones de sus protagonistas.
Nombres como los de los actores argentinos Dario Grandinetti, Ulises Dumot o Federico Luppi son reconocidos por las generaciones que vieron nacer esta cita y que no dejan de tener entre sus películas preferidas de todos los tiempos a las argentinas: “La historia oficial”, “Hombre mirando al sudeste”. “Tiempo de revancha” o “Esperando la carroza”.
Brasil es otra nación cuya filmografía ha dejado una impronta en la cita de la capital cubana. “Bye, Bye Brasil”, “Memorias de la cárcel”, “Ciudad de Dios”, “Yo se que te voy a amar” y la picaresca “Doña Flor y sus dos maridos”, basada en una obra del escritor Jorge Amado, son lagunas de las cintas que hoy muchos recuerdan con agrado y como ejemplo de buen cine.
A lo largo de todos estos años también hemos podido disfrutar de lo mejor del cine mexicano, chileno, peruano, dominicana, puertorriqueño y de otras naciones, que sin contar con grandes recursos nos han dejado una visión respetuosa de nuestras raíces y diversidad.
Los Premios Corales que otorga son muy esperados y bien recibidos por los cineastas, actores y técnicos que han sido galardonados, por el prestigio que ha ido ganando cada año el encuentro de la capital cubana.
Ahora nuevamente prestigiosos realizadores y actores concurren a La Habana para celebrar el cuadragésimo cumpleaños de un Festival, que alejado de lucros y fanfarrias, ha promovido durante todos estos años lo más genuino de la cinematografía latinoamericana y caribeña.
En esta edición que se extenderá hasta el 16 de diciembre, llama particularmente la atención el homenaje a Tomás Gutiérrez Alea, Titón, una de las figuras más prominentes del cine cubano de todos los tiempos y uno de los fundadores del encuentro.
Con cada edición el certamen se actualiza y se adapta a las nuevas tecnologías que invaden la sociedad, pero sin perder su esencia y sus propósitos fundacionales, aclara el presidente del Festival, Iván Giroud.
Contribuir al rescate de nuestra identidad latinoamericana y caribeña y salvaguardar nuestra rica y diversa cultura, constituye la esencia del Festival de Cine de La Habana, que hace 40 años nació en la capital de Cuba para dar a conocer al mundo lo mejor de la cinematografía de la región con una visión propia y genuina, alejada de la la deformadora y colonialista visión de buena parte del cine generado en Estados Unidos.