Por: Roberto Morejón
Las fuentes renovables de energía, incluyendo la eólica, están asociadas estrechamente a los programas de la actualización económica de Cuba y si bien el país tiene limitaciones financieras, se garantizan los presupuestos para ese objetivo.
Es cierto que la mayor de las Antillas aspira a que las inversiones extranjeras contribuyan a completar los recursos monetarios y tecnologías indispensables para aplicar los ambiciosos proyectos destinados a reducir gradualmente la subordinación a los combustibles fósiles.
Pero una parte importante de los aseguramientos provendrá del ámbito interno para lograr así que Cuba cambie su matriz energética y para el año 2030 el 24 por ciento de la energía se obtenga de fuentes renovables, como las centrales bioeléctricas, parques solares y eólicos.
La utilización del viento ha sido muy limitada en este país caribeño porque apenas están abiertos parques eólicos en Gibara, en la nororiental provincia de Holguín; Turiguanó, en la central Ciego de Ávila, el sureño municipio de Isla de la Juventud, y pequeños enclaves aislados del Sistema Electroenergético Nacional.
El salto previsto hasta 2030 dejará muy atrás el balance de las referidas fuentes eólicas, pues se prevé la instalación de más de 600 megawatts en 13 parques.
Los cálculos se hicieron atendiendo a que el primer Atlas Eólico de Cuba ratificó la alta potencialidad existente en el archipiélago para impulsar este tipo de fuente alternativa. Cuando estén a plena capacidad los 13 parques eólicos Cuba impedirá la emisión de unas 900 mil toneladas de dióxido de carbono a la atmósfera.
Por ahora, los ojos están puestos en las obras en construcción en la oriental provincia de Las Tunas donde la fuerza del viento es considerable, según demuestran las mediciones.
En el territorio referido se levantan las bases de los parques eólicos La Herradura uno y dos y un taller para producciones cilíndricas y cónicas en la Empresa de Estructuras Metálicas, Metunas, donde podrán fabricarse torres para aerogeneradores.
El enclave tunero se perfiló un lustro atrás y después debieron conseguirse licencias, permisos, trazar caminos en bosques, instruir personal en otros países y analizar los suelos.
Lo que se califica por los entendidos como gran complejo eólico de Las Tunas depende de la asistencia tecnológica china y debe aportar 100 megawatts al sistema electroenergético nacional y ahorrar más de 78 mil toneladas de combustible.
De manera que el viento ayudará a los cubanos a dar un vuelco a su ceñidísimo vínculo con los combustibles acostumbrados, a introducir métodos amigables con el medio ambiente y a reducir los costos de losplanes económicos a ejecutarse.