Por: Guillermo Alvarado

El nuevo Congreso emergido de las elecciones de medio término de 2018 asumió la víspera en Estados Unidos, en medio de una crisis política y administrativa sin precedentes en esa nación, y con preocupantes perspectivas económicas para el año recién comenzado.

La Cámara de Representantes está dominada por el partido Demócrata, pero más que eso, se trata de una nueva horneada de políticos, algunos de ellos cercanos a las luchas populares por mejorar las condiciones de vida de los ciudadanos menos favorecidos.

Son 110 los representantes demócratas que se estrenaron en el recinto legislativo y de ellos 42 son mujeres y 23 están muy cerca de los postulados del ex precandidato presidencial Bernie Sanders, considerado un hombre de izquierda.

Rashida Tlaib, de origen palestino, es una de las dos mujeres musulmanas en formar parte de la Cámara de representantes, junto con la refugiada somalí Ilhan Omar. También están Alexandria Ocasio-Cortez, de 29 años y descendiente de puertorriqueños; la afroamericana Ayanna Pressley o la indígena estadounidense Debra Haaland.

Sangre joven en un organismo que tiene por delante enormes retos, entre ellos resolver el estancamiento parcial del gobierno que mantiene sin cobrar salarios a 800 mil empleados públicos, la mitad de ellos laborando sin saber cómo ni cuando podrán obtener alguna remuneración.

Se trata de una crisis creada por el presidente Donald Trump, que chantajea al Congreso con esa medida para que le otorguen unos cinco mil millones de dólares destinados a construir el polémico muro en la frontera con México.

Pero no es el único escollo que hay por delante. El último mes de 2018 fue nefasto para la economía estadounidense, de manera particular para el mercado bursátil que vivió los peores días desde la gran depresión de principios del siglo pasado.

Se estima que por lo menos siete mil billones de dólares se volatilizaron debido a la inestabilidad de la bolsa, una cifra considerable si consideramos que en la notación del país norteño un billón equivale a un millón de millones.

Muchos analistas del sistema capitalista estiman, sin embargo, que eso es apenas la clásica punta del iceberg y que lo peor aún está por llegar, sobre todo si la Reserva Federal cumple su programa de aumentar las tasas de interés, lo que significaría un incremento brutal en la abultada deuda pública y privada.

En el ámbito político también hay tormentas en curso. El presidente Trump debe encontrar a un sustituto al secretario de Defensa, el general retirado James Mattis, quien abandonó su cargo por graves desavenencias con su jefe.

En este clima enrarecido comenzó sus labores el nuevo Congreso, donde el senado seguirá en manos del partido Republicano, pero sin una mayoría aplastante. Difícil panorama en un año que significa el arranque del proceso electoral de 2020, cuando Trump aspirará a la reelección, lo que garantiza que, quizás pan no haya mucho, pero el circo sobrará.