Por: Roberto Morejón
Centenares de jóvenes sobresalen entre los habaneros y personas llegadas a la capital de Cuba, procedentes de otras provincias, para la recuperación de la ciudad después del paso de un fuerte tornado.
Una brigada de trabajadores consagrados al socorro en medio de desastres e integrada esencialmente por jóvenes protagonizó las primeras imágenes transmitidas por los medios de prensa.
Varios miembros del colectivo cargaron en brazos a decenas de niños expuestos al peligro en un hospital materno-infantil, devastado por vientos de casi 300 kilómetros por hora.
Entre los llegados a los cuatro municipios habaneros castigados por el fenómeno meteorológico destacaron más de 11 mil estudiantes universitarios, tanto para ayudar a recoger escombros como para atender a damnificados.
Después, alumnos de Arquitectura e Ingeniería Civil colaboraron con especialistas de la Construcción en la cuantificación de daños en viviendas e inmuebles estatales y la precisión de los materiales indispensables para iniciar la reparación.
Cinco mil estudiantes de Ciencias Médicas se sumaron a técnicos del Ministerio de Salud Pública a fin de detectar posibles brotes de enfermedades, luego de un remolino de viento que dejó a oscuras y sin agua a una parte de la ciudad.
Más tarde colectivos artísticos, entre los que descollaron representantes de las generaciones más bisoñas, acudieron a brindar su arte y mitigar, en lo viable, el dolor e incertidumbre de sus compatriotas.
Raúl Palmero, presidente de la Federación Estudiantil Universitaria, destacó en emocionadas palabras ante una reunión ministerial a la que asistió como invitado, lo que en su criterio representó un aprendizaje para sus compañeros.
Se trató, dijo, de una enseñanza NO captada en el aula porque se deriva de la compenetración con la comunidad, además de poner de relieve ---agregó--- la continuidad que representa la juventud en el proceso revolucionario.
Los pronunciamientos del líder estudiantil se ilustran en las visitas de jóvenes a barrios asolados de La Habana.
Ellos son portadores de donativos acopiados en todo el país y recibidos desde el exterior para mitigar las premuras de personas que perdieron sus bienes incluso el techo.
En medio de un organizado, abarcador y tenaz programa estatal para solventar las necesidades más perentorias de los damnificados por el paso del tornado, los jóvenes cubanos aportan brazos frescos al rescate del perfil acogedor de La Habana.
El proyecto de justicia social en marcha aquí siempre ha involucrado activa y conscientemente a los jóvenes.