Por: Roberto Morejón

“Ahora los iraníes usan las calles como les place”. Esa afirmación de un reportero de The New York Times contradice las campañas de Estados Unidos y sus aliados para endosar un país persa cerrado, militarista y sin respaldo popular.

Los iraníes se manifestaron jubilosos en las calles recientemente por el aniversario 40 de la Revolución Islámica y la caída del sha Mohammad Reza Pahlevi, al servicio de Occidente.

Bajo su mandato se evidenció un profundo malestar, en primer lugar por el apoyo de Estados Unidos al monarca defenestrado hace cuatro décadas.

El país norteño sigue en defensa de las peores causas.

En momentos en que las multitudes celebraban el aniversario de la Revolución Islámica, el presidente estadounidense, Donald Trump, y su asesor de Seguridad nacional, John Bolton, insultaron en la red social Twitter a la revolución de los Ayatollah.

Antes, la administración en Washington alegó argumentos no verificados sobre supuestas violaciones del acuerdo nuclear por Irán.

Con esa narrativa, el magnate inmobiliario retiró a Estados Unidos del pacto suscrito en 2015 entre Irán y diversos países y quebrantó un arreglo elogiado por disipar el peligro de una confrontación.

Trump también renovó sanciones en 2018 contra el país del Oriente Medio que, sin dudas, incidieron en la vida económica y social.

A través de campañas externas, Estados Unidos trata de atizar las contrariedades de los iraníes y magnifica las protestas de algunos sectores.

Sin embargo, le resulta imposible borrar el mayoritario respaldo a la Revolución Islámica, resaltado durante los jolgorios de los últimos días.

Irán ocupa la primera posición a nivel regional en producciones científicas, índices de alfabetización, industria automotor, conocimiento nuclear, nanotecnología y biotecnología.

Mientras aumentan los accesos a los servicios de salud y educación también avanza la autonomía en la manufactura de armamento que los líderes iraníes califican de defensivo y Estados Unidos presenta como una amenaza.

Lo cierto es que Irán considera inaplazable la preparación para la defensa dada su rivalidad con Arabia Saudita, armada por Washington, y la agresividad del régimen sionista.

Es más, sauditas, israelíes y estadounidenses presionan a Irán por su ayuda solidaria a Siria frente a la desestabilización de terroristas apoyados por monarquías vecinas, y a Irak y los hutíes en Yemen.

Pero Irán solo demanda la paz sobre la base de la justicia, el respeto mutuo, la igualdad entre las naciones y la NO injerencia en los asuntos internos.

A 40 años de la estrepitosa caída de un monarca servil a Occidente, Irán insiste en defender su identidad e independencia.