Por Guillermo Alvarado

Bajo la convocatoria de Estados Unidos se celebró en Varsovia, capital de Polonia, una conferencia con el engañoso objetivo de buscar la paz y la estabilidad en el Oriente Medio, una región convulsa donde la mayoría de problemas son resultado de las políticas impulsadas por Washington y sus principales aliados, en particular Israel.

Entre los temas en la agenda, además de la ciberseguridad, el terrorismo, la proliferación de misiles y la amenaza de los grupos irregulares, figuran las crisis humanitarias que existen en Yemen y Siria.

Llama poderosamente la atención que en la reunión hayan estado los responsables de ambas situaciones y que no se hayan tomado las decisiones que podrían poner fin de manera rápida al sufrimiento de estos pueblos.

Si Estados Unidos sale inmediatamente de Siria y cesa su apoyo a las bandas terroristas que allí operan; si Arabia Saudita pone fin a sus atroces bombardeos contra Yemen, que cuentan con apoyo occidental, se podrá entonces hablar de un avance efectivo hacia la paz y la seguridad.

Nada de eso se habló en la dichosa conferencia, porque en realidad los objetivos de la reunión eran otros, como lo demuestra la composición del grupo que se dio cita en la capital polaca: Arabia Saudita, Israel, Kuwait, Marruecos, Bahrein, Jordania, los Emiratos Árabes Unidos y el gobierno en el exilio de Yemen, que ve con buenos ojos el exterminio de su pueblo.

Lo que la Casa Blanca y Tel Aviv buscaron en esa reunión fue sumar apoyos a la decisión de abandonar el Acuerdo Nuclear con Irán y profundizar las sanciones contra la nación persa que, por cierto, no fue invitada a pesar de jugar un papel clave en la solución de los conflictos en esa región.

De acuerdo con la Organización para la Liberación de Palestina, ese encuentro no fue un ejercicio de diplomacia seria. Hanan Ashrawi, funcionaria de esa entidad denunció que se se trató de una muestra más de la política que el actual gobierno estadounidense busca imponer en la zona.

Para el país anfitrión, Polonia, la conferencia fue una oportunidad de complacer a la Casa Blanca con el propósito acercarse al objetivo de que el Pentágono ponga una base militar en su territorio.

Por cierto, en la agenda publicada por Washington y que mencioné al principio de este comentario, estaba luchar contra la proliferación de misiles, pero al margen de la reunión Estados Unidos y Polonia firmaron un acuerdo para la venta al país europeo de 20 potentes lanzacohetes, que serán entregados en un plazo que finaliza en 2023.

¿En que quedamos entonces? ¿Quién prolifera misiles por el mundo? ¿Quién redujo a escombros a Yemen y varias ciudades sirias? ¿Qué régimen practica un genocidio planificado contra el pueblo palestino? Respóndanse estas preguntas y sobrará cualquier conferencia sobre paz y seguridad.