Debilitada opción militar contra Venezuela

Editado por Maite González Martínez
2019-02-27 07:55:56

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Por: Guillermo Alvarado

Numerosos sectores, incluido el denominado grupo de Lima que es una creación de Estados Unidos, se han desmarcado en los últimos días de la posibilidad de perpetrar una intervención militar contra Venezuela para deponer al presidente Nicolás Maduro y destruir a la Revolución Bolivariana.

Aunque mantienen su retórica agresiva y ofensiva, los miembros de ese club antichavista reunidos en Bogotá, Colombia, bajo la batuta del vicepresidente estadounidense, Mike Pence, se cuidaron mucho de que en la declaración final de ese encuentro quedase explícita su oposición al uso de la fuerza armada para intervenir en la vecina nación.

De esta manera los mismos aliados de Washington en su ilegal cruzada contra Venezuela prefirieron bajarse del barco de la guerra, antes de que las llamas de un eventual conflicto comience a quemar sus propios patios.

Nadie ignora que una agresión militar contra la Patria de Bolivar tendría necesariamente nefastas consecuencias para todos los países del área, además de sentar un precedente muy negativo porque se estaría avalando el uso de la fuerza para conseguir objetivos que nada tienen que ver con ideologías ni doctrinas democráticas, sino con la apropiación de valiosos recursos naturales, en este caso del petróleo.

Ya antes de que un soplo de cordura iluminara a los complotados en la capital colombiana, otros habían también dado un paso al lado y se negaron a seguirle la corriente a la administración Trump.

Tal el caso de la Unión Europea, donde se puso en claro que su animadversión hacia el gobierno del presidente Maduro, no incluye preparativos bélicos y se hizo un llamado a buscar soluciones a la crisis por medios políticos y diplomáticos, si bien siempre con el objetivo de lograr lo que ha venido en llamarse un “cambio de régimen”, especie de neologismo para calificar un golpe de Estado.

Incluso Brasil, cuyo gobernante Jair Bolsonaro pareció en un inicio dispuesto a hacer sonar los tambores de la guerra, ahora retrocedió en esas intenciones.

El vicepresidente Hamilton Mourão aseguró que el gigante sudamericano no considera “ninguna hipótesis” bajo la cual pueda permitir que Estados Unidos utilice su territorio para agredir a Venezuela.

La víspera también fracasó un nuevo intento de la Casa Blanca para imponer la vía de la fuerza contra Venezuela por medio del Consejo de Seguridad de la ONU, donde la mayoría de los oradores rechazaron y condenaron esta alternativa.

De esta manera el autoproclamado “presidente encargado”, Juan Guaidó se quedó solo clamando en el desierto por una intervención extranjera contra su patria, conducta reprobable desde todo punto de vista.

Este señor, por cierto, quedó ahora en una situación embarazosa luego de que a bordo de un helicóptero oficial colombiano violó una orden judicial que le prohibía abandonar su país, por lo que si ahora decide retornar debería ser detenido.

Repito que todos estos acontecimientos no implican el final del peligro, ni deben ser razón para bajar la guardia. Sin duda alguna nuevos ataques se estarán fraguando, sea en Washington o en Bogotá porque el enemigo, como el diablo, nunca duerme. FIN



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