Por María Josefina Arce
Desde hace décadas Cuba está comprometida con la reducción de las sustancias agotadoras de la capa de ozono, que protege a la tierra de los rayos ultravioletas que en exceso resultan dañinos para la salud tanto del hombre, como de plantas y animales.
En reiteradas ocasiones organismos internacionales han subrayado la contribución de la Mayor de las Antillas a la preservación del llamado escudo del planeta, ya que aunque es bajo el impacto de las emisiones y alto el costo que para el país significa la adaptación, ha desarrollado y financiado sistemáticamente diversas acciones en esa dirección.
En declaraciones a la Agencia Cubana de Noticias, el representante de América Latina y el Caribe del Programa de la ONU para el Desarrollo, Carlos Andrés Hernández,afirmó que la nación caribeña constituye un referente en la reducción por etapas de las sustancias agotadoras de la capa de ozono.
El funcionario estimó que es uno de los países de la región que ha cumplido con el Protocolo de Montreal a fin de controlar y eliminar la producción y el consumo de esos gases.
Es así que fue una de las primeras naciones en iniciar el reemplazo de las bombillas incandescentes, al tiempo que sustituyó efectos electrodomésticos por otros más eficientes, lo que posibilitó que se dejaran de emitir unos cuatro millones de toneladas de carbono a la atmósfera.
Entre los impactos más notables alcanzados por Cuba figuran la erradicación total de los clorofluoro carbonos en la producción de aerosoles farmacéuticos e industriales, así como la del bromuro de metilo en la fumigación de cultivos agrícolas, almacenes y otras instalaciones.
Asimismo, se implementó una red de recogida, almacenamiento y destrucción de esas nocivas sustancias.
La elaboración en la década del noventa del siglo pasado del Programa País y la creación de la Oficina Técnica del Ozono fueron, sin dudas, pasos trascendentales para la eliminación gradual de esas sustancias, que no solo dañan la capa de ozono, sino que son a su vez gases de efecto invernadero.
En la actualidad la Oficina Técnica del Ozono, en conjunto con distintos organismos e instituciones, trabaja para que en el 2030 se hayan eliminado completamente en el país la emisión de hidroclorofluorocarbonos, una meta que el mundo se ha trazado para el 2040.
En ese camino se ha capacitado al personal de Aduana en técnicas para la detección en frontera de equipos que utilizan esos gases.
Cuba no detiene sus acciones para preservar la capa de ozono pues, de acuerdo con los especialistas, esas sustancias dañinas tienen un efecto acumulativo, y lo que se reduzca hoy permitirá un futuro mejor para la vida en el planeta.