Por: María Josefina Arce

Los críticos de la Revolución Cubana pensaron que la ardua labor de recuperación tras el paso devastador del tornado por La Habana el pasado mes de enero era solo una propaganda por la cercanía del referendo constitucional del 24 de febrero, pero el tiempo se ha encargado de demostrarles una vez más que nuestro proceso revolucionario no deja desamparado a nadie, y se trabaja por el bienestar de todos más allá de fechas.

Ya lo reafirmó en varias ocasiones el presidente cubano, Miguel Díaz Canel, que el trabajo no se detendría y que por supuesto, seguiría más allá del 24 de febrero hasta recuperar lo perdido e incluso dejar mejor y más bellas las áreas afectadas.

Y lo cierto es que la capital cubana es un torbellino de hombres y mujeres trabajando en la construcción y reparación de viviendas, uno de los sectores más afectados por el fenómeno meteorológico.

No se detienen las labores, en las que participan no solo los damnificados, sino también unos cuatro mil constructores de diversos organismos, al tiempo que las autoridades no han dejado de estar presentes en las obras para constatar el avance de las mismas.

Díaz Canel ha insistido en la necesidad de evaluar constantemente lo que se va haciendo y lo que continúa pendiente, pues no puede quedar ningún problema sin resolver.

Ya el sesenta por ciento de las cerca de ocho mil viviendas dañadas fueron reparadas, al tiempo que se espera en el presente mes concluir más de 200 casas.

En un encuentro esta semana entre el presidente y varios ministros para analizar el estado de la recuperación se reiteró que en todo lo que hasta el momento se ha ejecutado se ha cumplido con el principio de que los trabajos sean de calidad, y los inmuebles queden en mejor estado constructivo que antes del impacto del tornado.

También se labora para recuperar el funcionamiento en su totalidad de las instituciones de salud, educación y otras que todavía muestran algún tipo de daño.

A la par de estas acciones se acometen otras de igual importancia en La Habana para llegar a sus 500 años de fundada con una capital más bella y funcional. La conductora de agua Palatino-Prado-Malecón es una de las que destaca por su gran impacto social.

El proyecto abarca más de nueve kilómetros y permitirá beneficiar a numerosas familias del capitalino municipio de La Habana Vieja, zona que recibe el agua con bajas presiones, con un servicio discontinuo e insuficiente

Se prevé que en el venidero mes de septiembre concluya esta obra que favorecerá a unos 91 MIL habaneros y posibilitará igualmente una gestión más racional del preciado líquido.

En medio de un intenso trabajo, compromiso y solidaridad de todos los cubanos, La Habana se levanta, recupera lo perdido, pero también acomete otras obras en aras de elevar el bienestar de sus ciudadanos, el mejor regalo por sus 500 años de fundada.