Por Lisbet Rodríguez Candelaria
Cuba fue calificada este 2019 como el país más saludable de América Latina y uno de los pocos del tercer mundo que se ubica entre los primeros puestos, al ocupar el número 30 del ranking de 169 naciones con los mejores indicadores de salud pública.
Una de las razones para este éxito, recogido en un informe que publicó recientemente el sitio especializado Bloomberg, radica en el énfasis del Sistema Nacional de Salud en la atención preventiva, centrada en el diagnóstico y el tratamiento de las enfermedades.
En ese sentido, se destaca como un logro de la asistencia sanitaria cubana el programa de implante coclear, impulsado por la mayor isla de las Antillas a finales de la década del noventa, aunque no fue hasta principios de 2005 que tomó fuerza por iniciativa del Comandante en Jefe Fidel Castro.
A más de dos décadas de iniciado el proyecto en el país, 500 pacientes, la mayoría de ellos niños, han recibido los beneficios de este proceder de alta tecnología que eleva la calidad de vida de las personas con discapacidad auditiva.
La última intervención para colocar el dispositivo se realizó en el Hospital Pediátrico Borrás-Marfán, de la capital, el pasado 25 de febrero, en coincidencia con el Día Internacional del Implante Coclear, como un homenaje al acontecimiento que protagonizaran en fecha similar pero de 1957 los médicos André Djourno y Charles Eyries, en Francia.
En aquel entonces, los doctores insertaron un hilo de cobre dentro de la cóclea a un paciente masculino de 50 años de edad que padecía de sordera total, quien fue capaz de percibir el ritmo del lenguaje gracias a este procedimiento quirúrgico.
Para colocar un implante coclear se ejecuta una cirugía que pasa a través del hueso temporal del cráneo y permite un acceso directo al oído interno. Una vez allí, se coloca un dispositivo que lanza una estimulación eléctrica y motiva directamente las fibras del nervio coclear desde el caracol.
La aplicación de la técnica, que beneficia a más de 325 mil personas con sorderas profundas neurosensoriales bilaterales a nivel mundial, registra actualmente en Cuba uno de los porcentajes de complicaciones más bajos del planeta, aun cuando la introducción de implantes avanzados y miniaturizados exige cirugías de altos estándares con procederes poco invasivos.
Cuidado auditivo: prioridad de la OMS y de Cuba
Se estima que más del cinco por ciento de la población mundial (466 millones de personas) padece pérdida de audición discapacitante, por causas que pueden ser congénitas o adquiridas a cualquier edad.
Se prevé, incluso, que hasta el año 2050 más de 900 millones de personas -una de cada diez- sufrirá este problema, de los cuales 87 millones serán de América Latina.
Por tal motivo, este 2019 la Organización Mundial de la Salud (OMS) enfatizó en la importancia de la detección e intervención tempranas frente a la pérdida auditiva, campaña lanzada a propósito del Día Mundial de la Audición, el 3 de marzo.
Entre los mensajes emitidos por la institución resalta la necesidad de concientizar en las escuelas sobre la protección del oído, la revisión de la capacidad sensorial una vez al año y la corrección de la pérdida auditiva con soluciones personalizadas.
A ello se suman la importancia del chequeo médico en adultos mayores de 50 años, personas que trabajan en lugares ruidosos y quienes escuchan música a gran volumen durante largos períodos de tiempo, los cuales tienen mayores posibilidades de pérdida de audición.
Según datos de la OMS, la incidencia de la hipoacusia (pérdida total o significativa de la audición) se sitúa en cinco de cada mil recién nacidos vivos.
En ese sentido, Cuba pone en práctica un programa de pesquizaje universal en bebés recién nacidos para detectar de forma precoz factores de riesgo de discapacidad auditiva.
Existe además en la isla caribeña una cobertura nacional para el diagnóstico, estudio y atención a los beneficiados con el implante coclear, lo cual incluye la reposición del dispositivo cada seis años y su mantenimiento.
Este producto sanitario resulta extremadamente costoso a nivel mundial, con precios mínimos que ascienden a 16 mil euros, por tratarse de tecnologías que se complejizan y actualizan constantemente.
En Cuba, sin embargo, el proceder es totalmente gratuito y se desarrolla por medio de un personal calificado que realiza estudios neurofisiológicos y de plasticidad a los pacientes, permitiéndole a los mismos lograr una rehabilitación eficaz.
Esta técnica ha posibilitado que desde edades tempranas se puedan corregir las discapacidades auditivas graves o profundas, lo cual favorece un mejor desarrollo del lenguaje, así como de la capacidad comunicativa y cognitiva de los niños.
Actualmente, investigadores cubanos desarrollan estudios sobre la plasticidad del cerebro en la recuperación de zonas relacionadas con la audición, luego de colocado un implante coclear, fundamentalmente en niños en edades tempranas, en los que se han registrado grandes avances.
En Cuba existe también una red de servicios de audiología que ha sido beneficiada en los últimos años con la revitalización de su equipamiento, una mejor preparación de los recursos humanos y el perfeccionamiento de los servicios de diagnóstico precoz, rehabilitación e inserción social.
Todo ello resalta la fortaleza de la otorrinolaringología en el país, como vía para solucionar las enfermedades y sumar mayor calidad de vida a la población. (Tomado de PL)