Por María Josefina Arce.

La política agresiva de Estados Unidos contra Venezuela, que incluye un bloqueo económico, busca generar zozobra y provocar un caos social que conlleve a un golpe de Estado contra el presidente del país, Nicolás Maduro.

Larga es la lista acciones contra esa nación sudamericana que tuvo su despegue en 2015, cuando el entonces presidente norteamericano Barack Obama, calificó a Caracas mediante un decreto, como una amenaza a la seguridad nacional.

Desde el 2017 la hostilidad contra Venezuela se incentivaría con la llegada a la Casa Blanca de Donald Trump, quien ha puesto en marcha la controvertida Doctrina Monroe, que considera a América Latina como el patio trasero de Estados Unidos.

Dirigida a empresas clave como la petrolera PDVSA, que apoya programas sociales para los sectores más vulnerables, y contra las cuentas bancarias de la nación sudamericana, la estrategia ha estado apoyada por los socios de Washington, la oposición y la oligarquía latinoamericana.

A partir de 2017 Estados Unidos comenzó a ejecutar un embargo petrolero no declarado, mientras que los bancos estadounidenses, presionados por el Departamento del Tesoro, se negaron a emitir cartas de crédito para la compra de crudo venezolano, afectando así los ingresos del país.

Tras las elecciones generales de mayo del pasado año, en las que fue reelecto Maduro con más del 65 por ciento de los votos, se recrudecieron las sanciones para declarar que en el país existe una crisis humanitaria y promover de ese modo, una intervención militar.

Estados Unidos reforzó su política de asfixia financiera y secuestro de recursos venezolanos limitando tanto la venta de activos petroleros de Venezuela en suelo estadounidense, como la liquidación de cuentas por cobrar.

Venezuela se ha visto por tanto, impedida de adquirir alimentos y medicinas en los últimos años. Muchos son los ejemplos. Es así que un cargamento de Primaquina, medicina usada para tratar la malaria, no ingresó al país por el bloqueo.

Asimismo, 23 operaciones en el sistema financiero internacional fueron devueltas: un total de 39 millones de dólares para alimentos, insumos básicos y medicamentos.

De acuerdo con la televisora TELESUR, en 2017 la proveedora de servicios financieros Euroclear bloqueó cerca de 1.650 millones de dólares destinados a la compra de medicinas y alimentos para la población venezolana.

Igualmente, en 2018, precisa, fueron bloqueados cerca de 2.500 millones de dólares, mientras que en 2019 desde Inglaterra se retuvo 1.200 millones de dólares, en oro, mientras Estados Unidos se hizo con 7.000 millones de dólares en activos de Petróleos de Venezuela.

El bloqueo financiero contra Venezuela socava los logros sociales de la Revolución Bolivariana y afecta a la población más pobre, beneficiada por programas sociales que la política agresiva de Estados Unidos y sus aliados pone en riesgo.