Por: Guillermo Alvarado
Importante y positiva para contribuir al alivio de las tensiones en la península coreana fue la cumbre que realizaron los presidentes de Rusia, Vladimir Putin, y de la República Popular Democrática de Corea, Kim Jong-Un, un encuentro que muchos coinciden en calificar de histórico.
La reunión se celebró en el puerto ruso de Vladivostok, muy cerca de la frontera común y fue la primera entre ambos líderes.
Durante la época de la Unión Soviética la relación entre ambos países fue muy intensa y profunda, pero tras la disolución del campo socialista europeo ocurrió un distanciamiento que duró hasta los primeros años de la actual centuria, cuando comenzaron a recuperarse los vínculos.
En 2011 se realizó un encuentro entre los entonces presidentes Dimitri Medvédev y Kim Jong-In, que marcó un hito en la época post soviética y la escalada de la injerencia de potencias occidentales en Corea del Norte a propósito del programa nuclear que ese país lleva adelante.
La reunión de la víspera dejó un buen sabor entre los protagonistas, que se mostraron distendidos y conversaron durante casi dos horas, mucho más de lo que se había previsto en la agenda pactada.
El presidente Putin calificó de positivos los esfuerzos realizados por su homólogo coreano para normalizar las relaciones con Washington, lastradas por la política de sanciones contra Pyongyang.
A su vez el líder norcoreano señaló que el propósito de la cumbre fue discutir las soluciones para los problemas en la península, entre ellos el candente tema de la desnuclearización, que estuvo presente en las conversaciones.
Al respecto el presidente Putin dijo que Corea del Norte debe tener garantías jurídicas creíbles de la comunidad internacional, en particular de Estados Unidos, de que se respetará su soberanía e independencia, antes de iniciar un eventual desmantelamiento de sus armas atómicas.
Deben ponerse en marcha medidas de confianza, restablecer el derecho internacional y renunciar a la amenaza de la fuerza al resolver las crisis, dijo el estadista. Agregó que la cumbre con su par norcoreano no fue en absoluto un secreto ni una conspiración y que pondrá al tanto de los resultados a los presidentes Donald Trump, de Estados Unidos, y Xi Jinping, de China.
Otros temas abordados en el encuentro fueron proyectos de cooperación bilateral en construcción de gasoductos, oleoductos, redes eléctricas, transporte y la situación de unos ocho mil trabajadores norcoreanos que laboran en Rusia.
Se trató, pues, de un paso de avance hacia la distensión en uno de los puntos calientes del globo terráqueo, que no puede sino ser saludado por todos los que aspiran a la paz y la construcción de un ordenamiento internacional justo y equilibrado.