Por: Guillermo Alvarado

Este domingo España celebrará las elecciones legislativas más complicadas de las últimas décadas, en las que es muy difícil hacer un pronóstico de lo que pudiera ocurrir debido a la fragmentación del voto entre varios candidatos tras el colapso definitivo del bipartidismo que regía en el país europeo.

Las distintas combinaciones que pueden surgir de esta cita con las urnas hacen que lo único seguro hasta el momento, es precisamente que no hay nada seguro.

El Partido Socialista Obrero Español, PSOE, debería ser el más votado de acuerdo con la última encuesta, pero de todas maneras quedará lejos de la mayoría necesaria para formar gobierno y tendrá que negociar alianzas, quizás con la agrupación de centro izquierda Podemos, cuyo líder Pablo Iglesias anda de capa caída.

Si esta combinación no le alcanza, le queda la alternativa de conversar con los partidos catalanes que ya lo llevaron a la cabeza del ejecutivo cuando Mariano Rajoy, del Partido Popular, el PP, recibió un voto de censura, pero luego lo tumbaron al no apoyar su proyecto de presupuesto.

Tampoco la derecha lo tiene fácil pues el PP lograría unos 90 diputados y Ciudadanos alrededor de 40, lo que significa que aún juntos no harían mayoría en un Parlamento de 350 miembros.

Sobre el horizonte flota el fantasma de lo ocurrido en Andalucía en enero, cuando la agrupación ultraderechista Vox logró más de lo previsto y permitió una alianza conservadora que dejó fuera del gobierno local al PSOE, pese a ser el más votado.

Quizás uno de los misterios más grandes será el comportamiento en las urnas de Vox, a la que los sondeos le dan entre 15 y 30 escaños, pero que podrían ser más debido a que está capitalizando el descontento entre los partidos tradicionales y también en la población que sufre las consecuencias de una marcha irregular en la economía.

De hecho, a pesar de que la pobreza y el desempleo figuran entre los principales reclamos de la sociedad, fueron temas que se quedaron fuera de los dos debates entre los principales candidatos.

Por lo que se puede ver, difícilmente estas elecciones aportarán una solución directa a la crisis política en España y seguirá una larga etapa de difíciles negociaciones para formar gobierno, que podrían desembocar en una nueva convocatoria a votaciones.

Recordemos que del 23 al 25 de mayo serán los comicios para el Parlamento Europeo y que al día siguiente, el 26, tendrán lugar las elecciones municipales y regionales, por lo que los españoles tendrán una agotadora temporada que podría traducirse en indiferencia y abstención.

A pesar de la disolución del bipartidismo, el modelo democrático español luce agotado, incapaz de atender las necesidades de la población y con muchos temas pendientes, entre ellos la explosiva situación en Cataluña donde el independentismo se mantiene activo y no baja la guardia.

El lunes sabremos un poco más, amigos, pero no creo que tendremos una solución a la vista a menos que ocurra una sorpresa, un factor que nunca se puede excluir.