Por: Roberto Morejón
En su nerviosismo porque el tiempo pasa y su impostura se atomiza, el diputado opositor venezolano Juan Guaidó, autoproclamado presidente interino frente a un puñado de simpatizantes, aumenta sus ataques contra Cuba.
Apoyado por Estados Unidos y gobiernos de derecha de países de América Latina, el titular de la Asamblea Nacional de Venezuela, en desacato, suele competir consigo mismo en el uso de falacias, tergiversaciones y promesas baldías.
Ante tantos fracasos, el super locuaz legislador repitió la trillada frase acerca de una supuesta colonización de Venezuela por Cuba.
Propenso a eslabonar vaticinios ampulosos para entretener al poder mediático, Guaidó habló recientemente de enfilar su campaña diplomática contra la pretendida injerencia cubana en su país.
Incluso llegó a aplaudir delirantemente las sanciones del Departamento norteamericano del Tesoro contra 34 cargueros de PDVSA, Petróleos de Venezuela, dedicados al transporte de crudo a Cuba.
En sus excesos, Guaidó esbozó un invocado “aprovechamiento” de Cuba del crudo venezolano, como si el suministro NO estuviera amparado en acuerdos mutuamente ventajosos.
Un grupo de 17 corifeos del diputado opositor se reunió en Colombia y entre ellos destacó Julio Borges por sus airadas diatribas anticubanas.
El mismo personaje que abandonó por órdenes de Estados Unidos el diálogo sostenido en Santo Domingo con el gobierno de Nicolás Maduro se explayó en Bogotá sobre la conjeturada subordinación del gobierno bolivariano a lo que llamó régimen cubano.
El discurso de Guaidó y Borges contra la nación caribeña tiene una escandalosa analogía con el de sus patrones, el secretario norteamericano de Estado, Mike Pompeo, y el asesor de Seguridad Nacional John Bolton.
Ambos atribuyen a la mayor de las Antillas una intrusión que por principios NO desempeña en ninguna nación, pues solo envía a colaboradores civiles en cumplimiento de acuerdos oficiales.
En el caso de Venezuela, permanecen allí más de 20 mil colaboradores cubanos, la mayoría en la esfera de la Salud.
Guaidó y Borges saben del trabajo abnegado de los médicos cubanos en los cerros de Caracas y en los Centros de Diagnóstico Integral abiertos por la Revolución Bolivariana.
Atribuir a los cubanos un rol militar o de control de las decisiones del gobierno de Nicolás Maduro es una patraña absurda e implica referirse a un procedimiento aplicado por Estados Unidos en otros países.
Washington suele financiar apócrifos líderes tan mendaces y sumisos al poder extranjero como Juan Guaidó.
