Por: Guillermo Alvarado
Evidentemente frustrados por el fracaso de la intentona golpista de su hombre de paja en Venezuela, el autoproclamado presidente encargado Juan Guaidó, y la evidencia de que este sujeto carece de capacidad de convocatoria en el país sudamericano, el gobierno de Donald Trump arremete contra Cuba y la culpa de sus amarguras.
Tanto el jefe de la Casa Blanca como su asesor de Seguridad Nacional, John Bolton, conminaron a la nación caribeña a “sacar a sus tropas de Venezuela” y cesar lo que denominan una intervención en ese país, razones con las que buscan explicarse el fiasco de la chapucera asonada del 30 de abril.
No terminan de entender que ni Cuba, Rusia, China o cualquier otro gobierno del planeta, o fuera de él, tienen en absoluto nada que ver con el ridículo protagonizado por Guaidó y su asociado Leopoldo López, así como el grupito de conspiradores que llamaron a una insurrección nacional contra el legítimo presidente Nicolás Maduro y todavía están esperando respuesta.
Las razones tienen que ver con la historia, con el patriotismo que Hugo Chávez despertó en sus compatriotas, a los que dio un sentido de dignidad y les hizo sentirse orgullosos de ser lo que son, a la vigencia de las ideas de Simón Bolivar y otras cosas que son incomprensibles para los que gobiernan en el norte.
Ahora amenazan a Cuba con un bloqueo total si no pone fin a su apoyo a Venezuela, y si piensan que con ello van a despertar algún temor basta con que le den una mirada a lo que ocurrió este 1 de Mayo en todas las plazas del país.
Millones de hombres, mujeres, jóvenes y hasta niños salieron a expresar su apoyo a la Revolución Bolivariana, su respaldo a la dirigencia nacional y a los líderes históricos de la nación y su rechazo al bloqueo económico, comercial y financiero que en más de medio siglo ha sido incapaz de doblegar a este pueblo.
Con una evidente ignorancia de lo que significan los principios, Trump intentó la víspera chantajear a Cuba cuando en una entrevista propuso una apertura a la Isla, si ésta retira su apoyo al presidente Maduro. El magnate inmobiliario, comerciante al fin, no sabe, o no le importa saber, que hay cosas que no se negocian, entre ellas las ideas, el honor y la dignidad.
Cuba llegó a estar casi sola en este hemisferio, con la honrosa excepción de México y Canadá, y no se arredró. Hoy la vida ha cambiado y esta nación tiene un elevado prestigio en todo el planeta, donde goza de respeto y admiración. ¿Cómo piensan Trump y Bolton poner un bloqueo total en estas condiciones?
Supongo que habrán leído ya estos señores la declaración de la jefa de la diplomacia de la Unión Europea, Federica Mogherini, donde advierte que ese bloque continental iniciará acciones legales ante la Organización Mundial del Comercio, o adoptará sanciones de represalia, si Estados Unidos aplica hoy el título III del engendro jurídico conocido como Ley Helms-Burton.
Sería bueno para todos que el gobierno Trump sanase sus amarguras y alucinaciones de otra manera y se diera cuenta de que, si bien son la principal potencia económica y militar, no son en absoluto los dueños del mundo, que los pequeños también cuentan y suelen tener en ocasiones un papel determinante en la historia.
