Por: Guillermo Alvarado
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, puso en grave riesgo un pacto comercial con China que el mundo aguarda con esperanzas, cuando hizo el abrupto anuncio de que este viernes entrará en vigor un alza de aranceles para productos de la nación asiática valorados en 200 mil millones de dólares.
Como es costumbre en su sistema de negociaciones, muy parecido al de Vito Corleone, el jefe mafioso que dibujó Mario Puzo en su novela El Padrino, el magnate presidente puso prácticamente una pistola en la cabeza a su contraparte para hacerle “una oferta que no podría rechazar”.
La mala noticia ocurre justo cuando se esperan nuevas conversaciones que deberían poner fin a una guerra comercial que ya cumplió 300 días y que costó mucho dinero no sólo a los principales contendientes, China y Estados Unidos, sino que a otros países.
Con su habitual política exterior a base de mensajes por la red de Twitter, Trump agregó que otros productos chinos por 325 mil millones de dólares, carentes de aranceles por el momento, también pagarán impuestos.
Esto significa que el total de las exportaciones a la nación norteña quedará sujeto a gravámenes, lo que profundizará las desavenencias entre las dos principales potencias económicas y pondrá a sudar al resto de países acogidos a las normas de la Organización Mundial del Comercio, OMC.
El pretexto de Trump es que China se ha beneficiado durante mucho tiempo de las políticas comerciales de anteriores gobiernos estadounidenses y que los pagos por el aumento de impuestos están permitiendo equilibrar la economía de su país.
Sin embargo el portal digital Axius dijo que esa afirmación es incorrecta porque quienes pagan los aranceles son los empresarios que importan mercancías, no China, y que eso tiene un impacto negativo en la economía de Estados Unidos porque, o se suben los precios al consumidor, o las compañías tienen que reducir sus ganancias.
Los hechos demuestran que a casi un año de guerra comercial, los resultados van en sentido contrario a lo que pensó Trump, pues el déficit con China marcó en 2018 un récord de 419 mil 200 millones de dólares y las exportaciones estadounidenses hacia ese país cayeron en 7 puntos.
Es decir que pese al discurso patriotero de la Casa Blanca y con todo y el incremento de aranceles, se sigue comprando más, mucho más, de lo que se vende al gigante asiático.
De momento el anuncio del presidente estadounidense causó una baja en los mercados bursátiles, lo que se extendió al de divisas y el mundo de los negocios parece estar conteniendo la respiración en espera de cuál será la reacción final de Beijing a este nuevo exabrupto de Washington.