Por: Roberto Morejón
En momentos de decrecimiento de la pesquería mundial a causa de la explotación desmedida y ante el apremio de contar con fuentes de alimentos propias, los cubanos examinan la posibilidad de impulsar la acuicultura.
El presidente cubano, Miguel Díaz-Canel, destacó recientemente la necesidad del país de potenciar inversiones para generar alimentos y proteínas, como es el caso de la acuicultura.
Durante una visita a la central provincia de Villa Clara, el primer mandatario llamó a rescatar la cultura acuícola del territorio y forjar mini-industrias para procesar pescado.
De igual modo exhortó a expandir la experiencia positiva nacional en la aplicación de extensores, entre los que se destacaron con anterioridad los cereales.
Y sobre todo vincular la acuicultura a la ciencia para encontrar soluciones a las dificultades cotidianas.
Si bien desde hace años los cubanos tratan de reactivar ese tipo de producciones, los resultados son modestos porque los crecimientos registrados parten de cifras minúsculas.
NO obstante, algunas iniciativas ayudan a conseguir los propósitos como los proyectos firmados con la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, a fin de implementar el mejoramiento genético de peces de agua dulce.
Los entendidos recomiendan además la incorporación de nuevas artes de pesca y mejorar las condiciones de los embalses donde se atienden las especies.
También recaban una mayor disciplina tecnológica apelando a la experiencia acumulada, pues Cuba se distinguió por avances en la acuicultura hasta la llegada de la crisis económica de los años 90 del siglo pasado.
Retomar aquella senda contribuiría a los esfuerzos de Cuba para afrontar limitaciones de hoy.
A partir de restricciones financieras internas y el recrudecimiento del bloqueo de Estados Unidos, Cuba afronta situaciones complejas con proveedores e instituciones financieras.
Cuba sufre contratiempos para obtener créditos cuando aún paga deudas renegociadas en los últimos años, partiendo de que podría lograrse un crecimiento del Producto Interno Bruto, no alcanzado en la medida esperada.
En ese tejido adverso, la economía doméstica debe potenciar la producción de alimentos y la acuicultura puede ser una alternativa para aumentar los renglones demandados por la mesa hogareña.
El presidente Miguel Díaz-Canel afirmó que Cuba vive tiempos de trabajar intensamente y NO de lamentaciones ante los problemas, sino de proponer soluciones para resolverlos.