Por: María Josefina Arce
En Cuba se vivirá en los próximos días una experiencia mágica, cuando jóvenes cubanos y norteamericanos se unan para ofrecer conciertos en las ciudades de La Habana y Matanzas, con un programa compuesto por obras de artistas de las dos naciones.
Más de 70 jóvenes conforman CAYO, siglas en inglés de la Orquesta Juvenil Cubano Americana, una iniciativa sin fines de lucro que brinda oportunidades educativas y de interpretación a músicos de Cuba y Estados Unidos, a través de talleres e intercambios culturales.
Rena Kraut, creadora de la Orquesta, afirmó que ese proyecto tiene mucho potencial en la diplomacia artística y las presentaciones en la Mayor de las Antillas indican la buena voluntad mutua y el deseo de fortalecer la relación entre los dos países mediante el aprendizaje.
Ese es el espíritu y el interés de la mayoría de los norteamericanos que el presidente Donald Trump no tiene en cuenta y que está empeñado en obstaculizar con su política hostil hacia el pueblo cubano.
Desde que llegara a la presidencia, en enero de 2017, Trump se ha encargado de frenar el avance hacia la normalización de las relaciones entre las dos naciones, iniciado a partir de 2014 por su antecesor Barack Obama.
Medida tras medida, el actual inquilino de la Casa Blanca ha ido a un reforzamiento del bloqueo económico, comercial y financiero impuesto desde hace casi seis décadas por Estados Unidos contra el archipiélago.
El presidente norteamericano no solo no tiene en cuenta a sus electores, sino que con su habitual arrogancia hace caso omiso al reclamo de la comunidad internacional, que año tras año desde 1992 condena en la ONU la política hostil hacia Cuba y el mantenimiento de un cerco que impide el desarrollo de esta nación.
El entramado de leyes que conforman esa genocida y unilateral medida impide a los estadounidenses viajar libremente al país caribeño, para conocer su realidad, su rico patrimonio histórico y cultural y compartir con el pueblo cubano.
Por demás, se ha afectado seriamente el intercambio académico, científico y cultural entre los ciudadanos cubanos y norteamericanos. Decenas de colegios y universidades de Estados Unidos se han visto obligados a cancelar sus proyectos de intercambio con profesionales e investigadores de Cuba.
De acuerdo con María Victoria Villavicencio, directora de Relaciones Internacionales del Ministerio de Educación Superior, la llegada de Trump a la Oficina Oval ha significado una disminución en 50 por ciento de los intercambios educativos, científicos, culturales y académicos.
Cuba continúa siendo uno de los objetivos de la ofensiva norteamericana contra los procesos progresistas en América Latina, una estrategia reforzada por Trump y que no solo afecta al pueblo cubano, sino también al norteamericano que ve limitado su derecho a viajar libremente, a intercambiar con colegas cubanos sobre diversos temas o disfrutar de la cultura cubana, reconocida en el mundo por sus destacados exponentes en las distintas manifestaciones artísticas.
