Por: Guillermo Alvarado
La directora ejecutiva del Fondo Monetario Internacional, FMI, la francesa Christine Lagarde, le dio lo que podría ser el último golpe a las ambiciones de reelegirse del presidente de Argentina, Mauricio Macri, al reconocer que la crisis económica y financiera en el país austral es mucho más grave de lo que se pensaba.
Con inusual franqueza, la funcionaria dijo durante un foro internacional que "es una situación económica increíblemente complicada que creo que muchos jugadores, incluidos nosotros mismos, subestimamos un poco cuando empezamos a tratar de armar con las autoridades argentinas un programa…”
Si en verdad el FMI se equivocó es lamentable, pero la verdad es que resulta poco creíble que los especialistas que fueron al país y observaron desde dentro las cosas, hayan cometido el desliz de pasar por alto síntomas que hablaban de un desastre anunciado a corto plazo.
Los principales sectores de la economía venían en picada, entre ellos la construcción y la industria. El índice de producción industrial manufacturero lleva 14 meses a la baja y en los primeros cuatro meses de 2019 descendió 10,6 por ciento respecto a igual período del año pasado.
Al congelarse la producción, también lo hizo la inversión. Los capitales que todavía pueden hacerlo se están fugando del país y todo ello impacta en el mercado laboral.
El 93 por ciento de empresarios consultados dijeron que este año se mantendrá o disminuirán el volumen de mano de obra, es decir que crecerá el desempleo.
La Lagarde puso el dedo en otra de las llagas que más le duelen al gobierno de Cambiemos, como lo es la persistente inflación. “En lugar de estabilizarse y disminuir gradualmente como habíamos anticipado, dijo, está mostrando mucha más resistencia de lo que pensábamos”.
Argentina ocupa en estos momentos el lugar número ocho entre las diez peores economías en todo el mundo, un registro que muestra las debilidades del sistema neoliberal para resolver sus propios problemas.
La patrona del FMI no se refirió al futuro del oneroso préstamo de 56 mil millones de dólares que le hizo al gobierno de Macri, cuya entrega por partes está sujeta a severas inspecciones de las cuentas públicas y la aplicación de medidas de ajuste que impactan negativamente en la calidad de vida de la población.
Durante su intervención hizo una curiosa afirmación, al explicar que en Argentina “hay desarrollos políticos sobre los que no tenemos control y que serán decisión de la gente", en abierta referencia a las elecciones presidenciales de octubre venidero.
En el oscuro lenguaje de ese tipo de funcionarios, esto implica que ni siquiera ella está convencida de que Macri logrará la reelección, lo que significa un clavo más en la cruz del jefe de Estado, que prometió un cambio y mandó a su país al fondo… con la ayuda del Fondo.