Por: Guillermo Alvarado
Siempre se ha dicho que cuando Estados Unidos estornuda, sus principales aliados en el mundo desarrollado se resfrían y los pobres cogen pulmonía severa, y así está ocurriendo precisamente en estos días de caótico rumbo en la economía de la, hasta ahora, principal potencia mundial.
Esta semana la Comisión Europea decidió rebajar sus previsiones para este y el próximo año en ese bloque continental, precisamente por las erráticas políticas comerciales y arancelarias que ha mantenido hasta ahora el presidente Donald Trump, que llenan de incertidumbre a los especialistas.
La Unión Europea ha sido siempre un fiel aliado de Washington en materia económica, aunque no siempre ha recibido un tratamiento semejante de parte de la Casa Blanca, que incluso ha impuesto severas sanciones cuando le parece que el mecanismo integrador del Viejo Continente no mantiene una conducta adecuada según sus intereses.
Recordemos que la administración de Barack Obama castigó con dureza al BNP Paribas, el principal banco francés y uno de los cinco mayores de Europa occidental porque mantuvo relaciones financieras con Cuba y otros países sujetos a sanciones por parte del imperio.
Igual riesgo corre ahora el banco Societé Generale, que enfrenta una demanda en las cortes de Estados Unidos por, supuestamente, violar el Título III del engendro jurídico conocido como Ley Helms Burton.
Estas y otras incoherencias de la política económica del país norteño llevaron a la Comisión Europea a rebajar las posibilidades de crecimiento para este y el año venidero, lo que es una muy mala noticia para muchos.
Durante 2018 se esperaba que el Producto Interno Bruto, PIB, lograra un crecimiento de 1,9 puntos, pero ahora se estima que solo llegará a 1,2.
De igual manera, el año que viene en lugar de alcanzar 1,5, Bruselas rebajó en una décima de punto su estimación y fijó el PIB en 1,4 por ciento.
De todas maneras la Unión Europea se mantendrá dentro del terreno positivo, pero se trata de cifras que apenas sirven para financiar lo que existe hoy día y resultan insuficientes a todas luces para conseguir un desarrollo real.
Para que se tenga una idea, sólo para dar empleo a la población que arriba a la edad laboral, sin contar con los que ya están en el paro, la economía debe crecer de manera sostenida en 2,5 puntos anuales.
Esto significa que el desempleo seguirá corroyendo a varios países de ese continente, con peores efectos para los menos desarrollados, como Grecia, Portugal o España.
Conviene señalar que la Unión Europea es un mecanismo donde sus socios reciben el tratamiento de iguales, aunque entre unos y otros existen enormes disparidades, para las que no hay ninguna forma de compensarlas.
Este es justamente el Talón de Aquiles del bloque y una de las razones por las que no ha logrado despegar como un competidor serio en el plano mundial y que explica esa cierta subordinación hacia Estados Unidos, donde hay un gobierno dispuesto a aprovecharse de todo, y de todos, con tal de mantener su hegemonía.