Por: María Josefina Arce
Llueve sobre mojado. Ese el caso de los supuestos incidentes de salud de diplomáticos norteamericanos acreditados en La Habana y que Estados Unidos ha utilizado como pretexto para recrudecer su política hostil hacia Cuba.
Sin ninguna prueba, la administración del presidente Donald Trump sigue empeñada en decir que sus funcionarios fueron objeto de ataques sónicos en La Habana, una ciudad que es visitada diariamente por múltiples turistas de distintas nacionalidades e incluso por cubanos de otras regiones del país sin haber presentado por ello el menor problema de salud.
Ahora según un estudio de la Universidad de Pensilvania el cerebro de los diplomáticos estadounidenses sufrió ciertas alteraciones. Publicado por la revista de la Asociación Estadounidense de Medicina, el estudio sin embargo, no llega a conclusiones sobre que provocó los síntomas que dicen sufrieron los funcionarios.
Ante la repercusión mediática del artículo, la subdirectora de Estados Unidos de la cancillería cubana, Johana Tablada, declaró a la prensa que no se modifican las conclusiones expuestas por las agencias especializadas estadounidenses y cubanas de que “no existe evidencia de algún tipo de incidente”.
Asimismo, el director General del Centro de Neurociencia de Cuba, Mitchel Valdés-Sosa, llamó la atención de que el artículo no llega a conclusiones científicas claras y los resultados médicos son ‘confusos y contradictorios’.
Cuba llevó a cabo una rigurosa investigación, en la que participaron destacados científicos del archipiélago y que comprendió entrevistas a cubanos residentes en la zona, el examen de casas del personal norteamericano, así como pruebas médicas y el análisis del aire, agua y de los insectos del lugar.
Por demás científicos de otros países han afirmado que es imposible la ocurrencia de estos tipos de agresiones. De hecho a principios de este año dos especialistas de universidades de Estados Unidos y Gran Bretaña presentaron un artículo en el que refieren que la grabación de ataques sónicos, difundida en 2017 por la agencia estadounidense AP, correspondía con la llamada de un grillo caribeño.
Como se recordará el FBI. Buró Federal de Investigaciones de Estados Unidos, tras meses de estudio y cuatro viajes a La Habana, tampoco encontró prueba alguna de los supuestos ataques sónicos contra el personal diplomático estadounidense.
La realidad es que a pesar de no existir pruebas, Washington adoptó medidas unilaterales y retiró a la mayoría de sus diplomáticos de la embajada en La Habana, paralizando el procesamiento de visados.
Asimismo, expulsó a 17 funcionarios cubanos en Estados Unidos y emitió en un inicio una advertencia de viajes para los ciudadanos norteamericanos.
Cuba siempre ha dejado claro que jamas se ha permitido, ni se permitirá que el territorio nacional sea utilizado para cualquier acción en contra de funcionarios acreditados ni sus familiares, sin excepción.
Estados Unidos ha manipulado el tema para recrudecer el bloqueo económico, comercial y financiero contra Cuba, un país seguro y estable como confirma la llegada cada año de un mayor número de turistas que precisamente la escogen como destino no solo por su belleza natural, sino por su tranquilidad y la hospitalidad de su pueblo.
