Por: Roberto Morejón
El líder histórico de la Revolución Cubana, de cuyo nacimiento se cumplen 93 años, encarnó el símbolo de la resistencia frente a los intentos de Estados Unidos de dominar este país caribeño.
El autor del alegato La historia me absolverá destacó cómo Cuba vivía frente a un poderoso enemigo que amenazaba, bloqueaba y se esforzaba por sembrar el descontento interno.
El jefe de la bizarra expedición del yate Granma denunció los peligros de la guerra y la derivación del poder imperial hacia el fascismo, y particularizó en los métodos de alistamiento en las fuerzas armadas de la nación norteña.
El jefe de las fuerzas atacantes al cuartel Moncada en Santiago de Cuba escribió que Estados Unidos convirtió el enrolamiento para el ejército en una fuente de empleo, contratación de desempleados y afro- descendientes, a fin de impulsar guerras injustas.
Sobre el límite convulso entre Estados Unidos y México, el jefe político y militar que condujera a la victoria de los cubanos contra la invasión mercenaria en Playa Girón recordó que en esa frontera mueren centenares de migrantes cada año, muchos más ---acentuó--- que los fallecidos durante los 28 años que duró el muro de Berlín.
Además de referirse a Estados Unidos como el colosal imperio existente jamás, el estratega de la insurrección en la Sierra Maestra puso en tela de juicio el club de los poderosos nucleares.
Al respecto defendió la idea de que “nadie debe tener derecho a fabricar armas nucleares, menos aún el derecho privilegiado impuesto por el imperialismo de imponer su dominio hegemónico”.
Frente a ese poderío presuntamente omnímodo, el orador excepcional que fue Fidel Castro puso siempre de relieve la firmeza de sus compatriotas.
Está ese imperio “más distante que nunca de lograr poner de rodillas a la nación cubana”, escribió en uno de sus intercambios con estudiantes.
Él tenía un conocimiento profundo de las características de los gobiernos y el pueblo estadounidenses.
El escritor colombiano Gabriel García Márquez subrayó que el país del cual sabe más Fidel Castro después de Cuba es Estados Unidos, porque conoció la índole de su gente y las segundas intenciones de sus gobiernos.
Una sabiduría que en opinión del autor de “Cien años de soledad” le ayudó al dignatario cubano a sortear “la tormenta incesante del bloqueo”.
El símbolo de la resistencia incorporado por Fidel Castro constituye hoy un baluarte de los cubanos frente a la hostil administración estadounidense.
Amenazas, chantajes y presiones utilizan en Washington, aunque los cubanos tienen presente el ejemplo del estadista y pensador que condujo a Cuba en momentos comprometidos.