Por: Roberto Morejón
La proximidad ideológica entre los conservadores presidentes de Brasil, Jair Bolsonaro, y de Paraguay, Mario Abdo Benítez, arroja más sospechas sobre un pacto energético secreto bilateral, ahora anulado.
El Primer Mandatario de Paraguay cosechó el repudio y se expone a un juicio político reclamado por la oposición.
Así ha sido después de filtrarse los entretelones de un acuerdo con Brasil sobre la repartición de energía aportada por la presa Itaipú.
El derechista gobernante guaraní, perteneciente al reaccionario Partido Colorado que apoyara a la dictadura de Alfredo Stroessner, admitió posibles errores en la rúbrica del documento.
Compulsado por protestas de quienes reclaman claridad sobre lo que consideran una cesión de soberanía de Paraguay a Brasil, Abdo Benítez se defiende como puede.
Los términos en los que Paraguay acordó la compra de potencia de la Itaipú binacional únicamente lo saben los cómplices de Benítez y Bolsonaro, este último nervioso ante las vicisitudes de su socio.
La crisis obligó a la renuncia del canciller, un peso pesado del régimen conservador paraguayo, y de otros funcionarios, inclusive de la empresa binacional de Itaipú, la presa más grande del mundo en volumen de producción.
Los vericuetos del tratado sobre el aporte de energía desconocidos inicialmente por la opinión pública se unen al malestar histórico de muchos paraguayos.
En su criterio, el tratado fundacional de Itaipú fue injusto de origen, pues la construcción implicó pérdidas de territorio y la inundación de comunidades de pueblos indígenas.
De manera que Abdo Benítez negoció sobre terreno minado y sus andanzas turbias ahora son escrudiñadas por una comisión legislativa, aunque existen dudas sobre la pluralidad de sus integrantes.
Debe tenerse en cuenta que las crisis políticas en Paraguay pasan por el peligro de mediatizarse por efecto del poderío de grandes actores, como el gobernante Partido Colorado.
Por una maniobra política escandalosa fue apartado en 2012 el entonces presidente de Paraguay, el progresista Fernando Lugo.
Por lo tanto, nada está seguro y los analistas dudan acerca del avance del juicio político contra Abdo Benítez, quien es apoyado por la embajada estadounidense.
Del otro lado de la frontera, un inestable Bolsonaro busca evitarle lo peor a su homólogo paraguayo.
Mucho más cuando el pacto energético anulado beneficiaba a una empresa energética vinculada a la familia del ex capitán del ejército.
El secretismo Bolsonaro-Benítez y las filtraciones a la prensa de un polémico tratado energético retratan hasta dónde pueden llegar los regímenes neoliberales de turno en América Latina.