Por: Roberto Morejón
Con el aval de mantenerse como una educación gratuita con acceso igualitario, inició en Cuba el curso escolar 2019-2020, como si fuera una fiesta, a pesar de limitaciones materiales en el país.
No obstante esas reducciones vinculadas con el recrudecimiento del bloqueo de Estados Unidos, Cuba comenzó un año lectivo con un leve incremento de la matrícula, hasta llegar a 1 millón 700 mil discípulos.
Una faena formidable de constructores y docentes demandó alistar las escuelas, pues una parte reclama reparaciones.
Sin embargo, lograron disponer las condiciones elementales para una adecuada recepción del alumnado, y en los casos de planteles aún en plan de remozamiento, fue reubicada la matrícula.
Uno de las añejas encrucijadas de la educación en Cuba, la cobertura magisterial, recibió este año un respiro por el regreso de más de nueve mil pedagogos.
Con su retorno y la decisión de miles de aplazar la jubilación ante el aumento de los salarios al sector presupuestado en Cuba, el sistema de enseñanza cubrió 95 por ciento de sus requerimientos.
El Ministerio de Educación apeló a profesionales de la producción y los servicios y a estudiantes universitarios para cubrir las plazas restantes.
De esta forma ningún niño o adolescente quedó sin maestro o escuela y el gobierno, las instituciones y las familias pueden sentirse satisfechos mientras dirigen las miradas hacia la calidad.
Cuando los recursos son insuficientes para reponer la totalidad del equipamiento escolar con roturas, el Ministerio del ramo y otras entidades apelaron al ahorro y garantizaron la preparación de los docentes.
De ellos depende aplicar la siguiente etapa del tercer Perfeccionamiento del Sistema Nacional de Enseñanza.
En medio de incentivos para que ese personal obtenga categorías pedagógicas superiores transita el estreno del año lectivo en la mayor de las Antillas.
De los 162 mil maestros y profesores asegurados se espera la impartición de clases impecables desde el punto de vista técnico y metodológico, y particularizar en el aprendizaje de cada alumno.
Con cada uno de ellos y todos al unísono debe laborar el maestro a fin de transmitir conocimientos básicos de su asignatura.
A su vez, entre sus funciones figura inculcar valores esenciales para formar a ciudadanos honestos, desprendidos, respetuosos con los semejantes y amorosos con la patria.
La sociedad cubana está enfrascada en el rescate de la decencia, quebrantada en duros años de limitaciones materiales.
Cuba está urgida de convertir a la escuela en el centro vital de la cultura y la instrucción en la comunidad y hacia ese horizonte deben marchar educadores, padres, directores de escuelas e instituciones.