Por: Pedro Martínez Pírez
Ambientalistas cubanos recibieron con suma sastisfacción las afirmaciones recientes del Papa Francisco en el sentido de que la deforestación acelerada y la pérdida de biodiversidad en cada país no deberían tratarse como problemas locales, por cuanto amenazan el futuro del planeta.
Durante su reciente visita a Madagascar, la cuarta isla más grande del mundo, el Sumo Pontífice denunció la corrupción endémica, vinculándola con la pobreza sostenida a largo plazo, así como con la caza furtiva y las exportaciones ilegales de recursos naturales.
Advirtió el Papa Francisco que el deterioro de la biodiversidad pone en riesgo el futuro del país y de la tierra, que calificó como nuestro hogar común.
Y refiriéndose al grave acontecer en la Amazonía, dijo el Papa argentino que los últimos bosques están amenazados por los incendios forestales, la caza furtiva, la tala sin restricciones de valiosos bosques, y agregó que la biodiversidad de plantas y animales está en peligro por el contrabando y la exportación ilegal.
Pidió el Papa Francisco que se creen empleos para las personas cuyo sustento daña el medio ambiente, y ellas tengan otros medios de supervivencia.
Los ambientalistas cubanos recuerdan que el Papa Francisco durante su visita pastoral a Cuba en septiembre de 2015, se entrevistó con el Comandante Fidel Castro, quien fue el primer líder mundial que advirtió al mundo, en la Cumbre de la Tierra realizada en Río de Janeiro el 12 de junio de 1992, los factores que amenazan la destrucción ecológica del planeta.
En la Conferencia de Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo, Fidel Castro aseguró que una importante especie biológica está en riesgo de desaparecer por la rápida y progresiva liquidación de sus condiciones naturales de vida: el hombre.
Y en su breve pero contundente intervención pidió Fidel Castro que cesen los egoísmos, los hegemonismos, la insenbilidad, la irresponsabilidad y el engaño, para mediante la acción común terminar con el hambre y no con el hombre. Mañana será demasiado tarde, advirtió Fidel, para hacer lo que devimos haber hecho hace mucho tiempo.