El FMI, de fiasco en fiasco

Editado por Maite González Martínez
2019-10-10 07:26:25

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Por: Guillermo Alvarado

Tras la II Guerra Mundial los países aliados firmaron en julio de 1944 los acuerdos de Bretton-Woods, destinados a normalizar la economía mundial, y surgió entonces la idea de crear una entidad capaz de impedir crisis financieras, garantizar la estabilidad de las monedas nacionales e impulsar el desarrollo.

Nació así en diciembre de 1945 el Fondo Monetario Internacional, FMI, cuyos propósitos, sin embargo, comenzaron a desvirtuarse rápidamente, sobre todo después de 1976 cuando desapareció el sistema fijo de cambio basado en el valor del oro, y comenzó la hegemonía del dólar estadounidense.

Desde entonces la institución se convirtió en un brazo ejecutivo de las principales economías del país, en particular del llamado “consenso de Washington”, que impone la disminución del gasto público, con la consiguiente reducción de los servicios, el adelgazamiento del Estado, la reducción del déficit y la preponderancia de los mercados en las principales decisiones, es decir, el neoliberalismo en su más pura versión.

En las décadas del 70 al 90 el FMI brindó todo su apoyo a las dictaduras militares en América Latina, amplió la brecha entre los poderosos y los necesitados y mandó a la pobreza a millones de personas.

La caida de Fernando de la Rúa en Argentina en 2001 marcó el fin de una época, de la mano del surgimiento de gobiernos progresistas en la región, que se esforzaron por sacar al Fondo y sus políticas del área.

La llamada “restauración conservadora”, con el surgimiento de administraciones de derecha, le permitió al FMI retornar, pero vistos los pésimos resultados obtenidos todo parece indicar que es un reinado efímero el que le espera.

Así lo muestran las calles de las ciudades de Ecuador durante los últimos siete días, donde el pueblo se volcó para repudiar las medidas anunciadas por el presidente Lenin Moreno, que se tomaron como exigencia del Fondo Monetario Internacional para otorgar un préstamo de mil 400 millones de dólares.

También lo ha sentido en piel propia el jefe de Estado de Argentina, Mauricio Macri, que abrió de nuevo las puertas a esa entidad de crédito y eso condujo a un desastre cuyo resultado definitivo se conocerá en las urnas el 27 de octubre, cuando el pueblo decidirá si el gobernante se queda, como él pretende, o se marcha, como todo parece indicar.

Chile, un acólito fiel del FMI desde la dictadura de Augusto Pinochét, vive tiempos convulsos debido al uso a rajatabla de las recetas neoliberales.

Más aún, recientemente el mismo Fondo tuvo que reconocer que sacrificó la economía, y al pueblo de Grecia para salvar a los grandes bancos de Francia y Alemania, amenazados por la insolvencia de Atenas.

Se decía de las hordas de Atila que por donde pasaban sus caballos no volvía a crecer la hierba, y se puede decir ahora que donde quiera que lleguen los técnicos del FMI no crecerá más el bienestar, la tranquilidad y la prosperidad de los pueblos.



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