Por: Guillermo Alvarado
A falta de conocerse el decisivo voto rural en Bolivia, el presidente Evo Morales es el vencedor de la primera vuelta de las elecciones generales celebradas este domingo en la nación andina, si bien los resultados preliminares señalan un eventual enfrentamiento en segunda ronda contra Carlos Mesa, el venidero 15 de diciembre.
Todo el país estará pendiente del conteo de los votos en las zonas más recónditas de la geografía nacional, donde el sufragio suele ser mayoritario para el partido Movimiento al Socialismo, MAS, de Morales, pero cuyo escrutinio puede extenderse durante varios días debido a las dificultades para acceder a muchos sitios.
Cuando se ha contado el 86,7 por ciento de las boletas, el primer gobernante indígena de esa nación tiene a su favor el 45,71 por ciento, en tanto Mesa, de la agrupación Comunidad Ciudadana, alcanza el 37,84.
De acuerdo con las leyes electorales vigentes en Bolivia, uno de los candidatos se proclama ganador en la primera ronda si alcanza el 50 por ciento más uno de los votos, o si rebasa el 40 por ciento con una diferencia de al menos diez puntos sobre su más cercano seguidor.
En estas condiciones, y cuando faltan 13,3 por ciento de sufragios por contar, todavía las cosas podrían cambiar y tornarse favorable al MAS, que está a 4,25 puntos de alzarse con la victoria en esta ronda.
Durante un encuentro con sus seguidores, Morales expresó su confianza en el voto rural y recordó que en su primera candidatura, en 2002, fue éste el que le otorgó el triunfo.
En caso de ir al repechaje de diciembre, el MAS deberá enfrentar a una derecha que buscará la alianza con Carlos Mesa, siguiendo las instrucciones emitidas desde Washington.
Será entonces ocasión de recordar a la ciudadanía boliviana el desastre de país que dejaron los gobiernos neoliberales, que entregaron las riquezas nacionales a los consorcios del capital transnacional y mantuvieron a la población como una de las más pobres del continente, sólo por encima de Haití.
Gracias a las tres administraciones consecutivas de Evo Morales, hoy ese país exhibe indicadores económicos muy avanzados, con reservas internacionales de divisas muy fuertes y donde después de nacionalizar los recursos energéticos se mejoró notablemente la calidad de vida de los indígenas y los marginados.
Las transformaciones realizadas por el MAS alcanzan los más diversos aspectos de la vida nacional, cosa que ninguna campaña publicitaria de la derecha puede ocultar.
Por el contrario, es posible palpar los resultados del neoliberalismo en países tan cercanos como Ecuador y Chile, estremecidos por la protesta social y una salvaje represión ordenada por sus gobernantes, o en Argentina, cuya economía se desplomó por seguir las órdenes emitidas desde el Fondo Monetario Internacional.
No hay mejor campaña política que la realidad, sólo que debe encontrarse la forma de que la mayor parte de la población, incluso algunos sectores de la derecha, sean capaces de verla, interpretarla y aceptarla.