Por: María Josefina Arce
En disímiles lugares del mundo puede encontrarse a un profesional de la salud formado en la ELAM, Escuela Latinoamericana de Medicina de La Habana, un sueño del líder histórico de la revolución cubana, Fidel Castro, hecho realidad para llevar esperanza y salud a millones de personas.
Ante el paso devastador en 1998 por Centroamérica de los huracanes George y Mitch comprendió Fidel la necesidad de ayudar a esas naciones no solo con el envío de brigadas médicas, sino con la formación y capacitación de recursos humanos para dar respuesta a los problemas de
salud del área.
La institución es hoy referencia por la alta profesionalidad y el humanismo de sus graduados, porque además de garantizar una enseñanza de calidad, promueve la ayuda a los más necesitados, a los pobres, a quienes nunca en su vida habían tenido acceso a servicios médicos.
Casi treinta mil jóvenes de 100 países, incluido Estados Unidos, han podido cumplir su anhelo de convertirse en médicos y ayudar a sus compatriotas, una vez concluidos sus estudios.
En estos veinte años jóvenes de familias de escasos recursos han pasado por sus aulas y se han convertido en verdaderos médicos de conciencia.
Esta institución ha probado con creces no solo ser un proyecto visionario, sino un símbolo en materia de colaboración en salud entre Cuba y decenas de naciones, aseguró José Angel Portal Miranda, ministro de Salud Pública, en el acto por el vigésimo aniversario de su creación.
Un inmenso cariño y agradecimiento hacia Cuba sienten estos profesionales, que junto a sus colegas cubanos también han estado presentes en situaciones de emergencia.
Graduados de la ELAM no dudaron en acudir en ayuda del pueblo haitiano en 2010 ante el fuerte terremoto que devastó a esa pequeña nación del Caribe.
También asistieron a los afectados por la epidemia de cólera que se desató meses después del sismo. Han puesto además sus conocimientos a disposición de otra solidaria y humanitaria iniciativa: Operación Milagro, un programa gratuito de rehabilitación oftalmológica, ideado también por Fidel Castro junto al fallecido presidente venezolano Hugo Chávez.
En el pesquisaje de personas discapacitadas realizado en varias naciones de América Latina y el Caribe participaron activamente estos jóvenes, quienes con su invaluable ayuda colaboraron a que se conformaran políticas de asistencia y tratamiento a esos ciudadanos, marginados en su gran mayoría.
Cuando se hable de solidaridad y generosidad hay que hablar de la Escuela Latinoamericana de Medicina de La Habana, que ha marcado en salud un antes y un después en la región, pero que además ha rebasado las fronteras latinoamericanas y acoge hoy a jóvenes humildes de cualquier parte del mundo que anhelan ser médicos y que están dispuestos a sumarse a los intentos de Cuba de garantizar a todos un elemental derecho humano: el acceso a la atención médica.