Por María Josefina Arce.
En abril del próximo año Cuba será escenario de un momento especial y emotivo de su historia: un nuevo encuentro con su emigración, con los cubanos que aman y defienden a su Patria, estén donde estén.
La convocatoria de la Cuarta Conferencia Nación y Emigración fue dada a conocer en Buenos Aires por el presidente cubano, Miguel Díaz Canel, en su visita a Argentina para la toma de posesión del nuevo presidente Alberto Fernández.
El mandatario mantuvo un encuentro con los cubanos residentes en territorio argentino, a quienes reiteró la voluntad del gobierno de mantener y perfeccionar sus nexos con su emigración, a pesar de los intentos de Estados Unidos de socavar ese esfuerzo.
El 10 de diciembre entraron en vigor las restricciones anunciadas a finales de octubre pasado que suspenden los vuelos regulares de Estados Unidos con aquellos destinos cubanos que no sean La Habana.
Pero las autoridades de la nación caribeña están empeñadas en seguir fortaleciendo sus vínculos con su comunidad en el exterior, y en este camino se inscribe este nuevo encuentro, que para los jóvenes nacidos en otras latitudes es una excelente oportunidad de acercarse a sus raíces.
Durante décadas La Habana ha buscado un acercamiento luego de los difíciles años del principio de la revolución, en los cuales la comunidad cubana que se estableció en Estados Unidos estaba compuesta por testaferros de la sangrienta dictadura de Fulgencio Batista y representantes de la oligarquía que mantenían estrechos nexos con ese régimen entreguista.
Tras el llamado “Diálogo del 78”, impulsado por el líder histórico de la revolución cubana, Fidel Castro, se abrió el camino para el reencuentro de los emigrados con su tierra, la que siempre llevaron en su corazón.
Actualmente existen en 79 países 166 organizaciones de cubanos residentes en el exterior, los cuales defienden la independencia y soberanía de Cuba, al tiempo que se pronuncian en contra del bloqueo que afecta a todos sin importar donde vivan.
La Conferencia Nación y Emigración, en su cuarta edición como en las anteriores, promoverá un diálogo respetuoso y serio, prueba de la voluntad del gobierno cubano de mantener relaciones mucho más fluidas con los cubanos que residen en el exterior, y piensan, en primer lugar, en Cuba.
Claro está que es Estados Unidos, con su política hostil, el que realmente se opone al intercambio familiar, adopta medidas para impedir visitas y se opone al envío de ayuda.
Continuo e irreversible es el acercamiento de Cuba con sus nacionales en el exterior, que, como afirma la convocatoria, se mantendrá y profundizará por “voluntad de nuestro pueblo, en ejercicio de su libre determinación».