Por María Josefina Arce
En la década del cincuenta nació el primer Parque Tecnológico en Estados Unidos, a partir de ahí comenzaron a multiplicarse y en el nuevo siglo ya se contabilizan en más de 400 y están presentes en muchas naciones del orbe.
Se originaron a partir del concepto de «universidad emprendedora» para transferir los conocimientos y los resultados de la ciencia y tecnología de esos centros de altos estudios hacia la empresa y la sociedad en general.
Cuba que busca modernizar su economía y hacerla más efectiva en aras del desarrollo de la nación y el bienestar de sus ciudadanos también se ha insertado en este proyecto,
Aquí ya se cuenta, recuerdan las autoridades, con la experiencia de Biocubafarma, grupo empresarial que ha demostrado cómo el conocimiento puede convertirse en una oportunidad económica a través de la exportación de productos novedosos y probados en el mundo entero.
Con ese fin en noviembre pasado se aprobaron las políticas que regirán el funcionamiento de los PCT, Parques Científicos y Tecnológicos, y de las Empresas de Ciencia y Tecnología en el país, en busca de perfeccionar ese sistema.
Esas instituciones, gestionadas por profesionales, estimularán el flujo de conocimiento y tecnología entre las universidades, empresas y mercados con vocación exportadora.
Y en ese camino se inscribe la creación del Parque Científico Tecnológico de La Habana, situado en la Universidad de Ciencias Informáticas, una oportunidad de innovación, imprescindible para el desarrollo de la Mayor de las Antillas.
De acuerdo con las autoridades, los principales proyectos con los cuales arrancará el PCT están relacionados con el empleo de las tecnologías de la informática, en particular con software propios que permitan independencia de las comunicaciones.
Se prevé crear otros centros de este tipo en la Universidad Tecnológica de La Habana José Antonio Echeverría, en la Universidad de La Habana, en la Central Marta Abreu de las Villas, en la Agraria de Mayabeque y en las de Matanzas y Holguín.
Y es que estas instituciones son un instrumento idóneo para el desarrollo económico y social de los territorios donde se ubican, que en muchos casos ya se benefician de los aportes, el compromiso y la inserción de las universidades cubanas con la comunidad.
Conscientes de que sin innovación no hay progreso, el gobierno cubano busca promover estos espacios que permiten encausar la creatividad y la ciencia del conocimiento, con un gran potencial en el país, para llevar a la práctica de manera efectiva muchos proyectos que pueden solucionar problemas nacionales y fomentar el desarrollo socioeconómico.