Por: María Josefina Arce.

Desde que hace más de cuarenta años en Cuba se realizó el primer trasplante de órgano, mucho ha avanzado el país en este proceder médico, lo que ha exigido un gran esfuerzo y dedicación del personal de salud, dado los obstáculos que impone el bloqueo de Estados Unidos que incide con brutal fuerza en el sector sanitario.

Sin embargo, la voluntad política del Estado, que dedica gran parte de su presupuesto a la salud y la ciencia, y la alta profesionalidad de nuestros médicos y especialistas ha posibilitado que se hayan salvado muchas vidas.

A eso se ha sumado el desarrollo de la biotecnología, que ha facilitado avanzar en las investigaciones con técnicas de la biología molecular mucho más eficientes y seguras para efectuar los trasplantes.

Estas técnicas permiten conocer la compatibilidad de los tejidos entre donante y receptor antes de acometer las intervenciones, ayuda además, a disminuir el número de rechazos de órganos implantados y de infecciones, así como una mayor supervivencia de los pacientes.

Expertos de todo el mundo, incluidos estadounidenses, han elogiado los avances de la Mayor de las Antillas en esta práctica, que se ofrece de manera gratuita en territorio cubano, a pesar de su alto costo a nivel mundial.

Gracias a la atención priorizada que brinda el Gobierno a la salud y al altruismo de donantes y familiares, Cuba superó en 2019 en más de 20 el número de trasplantes renales efectuados, respecto al año anterior.

El nefrólogo Alexander Mármol, funcionario del Centro Coordinador Nacional de Trasplantes del Ministerio de Salud Pública, informó que, hasta el 26 de diciembre, se ejecutaron 194 injertos de riñón en los nueve hospitales de las cinco provincias donde se practica este proceder.

Pero este procedimiento se ha extendido y en la nación caribeña se han practicado igualmente casi 400 trasplantes hepáticos, así como de córnea, de médula ósea y de corazón.

A pesar de los altos costos de estas tecnologías para nuestro país, que debe adquirirlas en mercados lejanos por el bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos, el Programa Nacional de Trasplantes está al alcance de todos y el sistema de salud garantiza a los pacientes de por vida las terapéuticas necesarias para sus tratamientos.