Australia, tragedia inconmesurable

Editado por Maite González Martínez
2020-01-07 08:02:52

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Foto / Aciprensa.

Por: Guillermo Alvarado

Por lo menos 24 personas fallecidas, casi cinco millones de animales muertos, muchos de ellos que ya estaban en riesgo de extinción, miles de heridos y evacuados y pérdidas económicas gigantescas, son el resultado todavía provisional de los incendios que devastan Australia.

A este trágico balance deben sumarse los daños causados al medio ambiente y la salud de las personas, debido al impacto de grandes extensiones de bosques ahora convertidos en campos de cenizas que, junto con el humo, contaminan la atmósfera sobre una gran parte de la tierra.

Muchos se preguntan sobre la extraordinaria cantidad de especies animales afectadas por este desastre, 480 millones sólo en Nueva Gales del Sur de acuerdo con un estudio de la Universidad de Sydney, cifra alucinante que, sin embargo, es considerada “prudente” por los autores.

Para llegar a este dato se consideraron análisis anteriores sobre la densidad de especies por hectárea en las zonas dañadas por el fuego. El profesor Chris Dickman, citado por la cadena británica BBC, explicó el proceso.

Se calcula que en promedio vivían en esta zona 17,5 mamíferos; 20,7 aves; y 129,5 reptiles por hectárea, o sea un total de 167,7.

Si en Nueva Gales del Sur se quemaron tres millones de hectáreas, sólo allí se vieron directamente dañados 503 millones de animales, la gran mayoría de los cuales murieron, o morirán en el futuro por los daños a su hábitat.

La población de koalas figura entre las más dañadas porque ellos viven en los árboles, se nutren de determinada variedad de eucalipto y no se mueven a una velocidad que les permita escapar de las llamas.

Los datos publicados hasta ahora no hacen referencia a la desaparición de una gran cantidad de variedades de la flora, inmensamente rica en la zona devastada por los incendios que comenzaron en septiembre y se convirtieron en un infierno fuera de control en parte por el clima, pero también por la indolencia de las autoridades.

El primer ministro australiano, Scott Morrison, es objeto de agudas críticas por negarse a contribuir a la lucha contra el calentamiento global para favorecer a las grandes empresas que explotan las minas de carbón, una activa fuente de contaminación.

Organizaciones ambientalistas también ponen énfasis en el peligro por las nubes de humo tóxico que amenazan a grandes ciudades cercanas a las zonas de fuego, como Melbourne y Camberra, cuyos habitantes podrían sufrir dificultades respiratorias.

Se trata sin duda alguna del más grande desastre ambiental que haya ocurrido en épocas recientes y que definitivamente está vinculado con el problema del calentamiento global, al que varias potencias, entre ellas Australia, han optado por darle la espalda a pesar de que está en juego, no sólo cierto modo de vida, sino la existencia misma de la humanidad.



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