Por María Josefina Arce
Un muerto y severas afectaciones a la estructura habitacional fueron los daños registrados por los sismos que en los últimos días sacudieron a Puerto Rico e hicieron vivir a los habitantes momentos de tensión e incertidumbre como los de hace poco más de dos años con el paso del Huracán María.
Los temblores, el más fuerte de 6,5 grados en la escala de Richter, cogieron movido al gobierno que tuvo que admitir que aún no había concluido su Plan de Terremotos, documento que detalla la respuesta oficial a una situación de emergencia y los pasos a seguir para garantizar las operaciones de ayuda.
Hasta el momento se habla de daños a viviendas, bloqueo de carreteras y serias afectaciones al sistema eléctrico, lo que hace rememorar la situación vivida tras María.
El paso en septiembre de 2017 por Puerto Rico del huracán de categoría cuatro sumió al país en la devastación. Incluso dos años después todavía es posible ver en algunas zonas los destrozos provocados por el fenómeno meteorológico.
La respuesta en ese momento de las autoridades fue lenta y una semana después del paso de María los puertorriqueños esperaban además por la anunciada ayuda de Estados Unidos y la asistencia brindada por otras naciones que se encontraron con un insólito obstáculo: la denominada Ley Jones.
Esta legislación, vigente desde 1920 y que denota el carácter colonial de las relaciones entre Washington y San Juan, impide la llegada directa de los barcos de otras naciones a la isla. Toda ayuda debe ir primero a territorio continental de Estados Unidos para, una vez allí, ser transportada en barcos con bandera estadounidense hasta Puerto Rico.
Ahora la FEMA, Agencia Federal para el Manejo de Emergencias, aseguró que se brindará el apoyo requerido de ser solicitado de manera oficial, y si es otorgado por el presidente norteamericano, Donald Trump.
Importante este último aspecto, pues todos recordarán la irresponsable e incluso podríamos decir burlesca actitud del inquilino de la Casa Blanca, cuya imagen tirando papel higiénico a los puertorriqueños despertó incontables críticas por su total falta de respeto y sensibilidad.
Trump por demás, viajó a territorio boricua dos semanas después del paso del fenómeno meteorológico y e intentó restar importancia a los daños que ocasionó María.
Incluso se ha atrevido a calificar de fantástica la ayuda que su gobierno brindó en ese momento y desmentir el número de víctimas de la catástrofe, que un estudio situó en más de tres MIL, una cifra que las autoridades puertorriqueñas también se demoraron en admitir.
Puerto Rico, que ya enfrentaba una seria situación socioeconómica antes del huracán María, hace dos años, ahora vuelve a ser azotada por otro fenómeno como varios temblores de tierra. Esperemos que esta vez la ayuda a los damnificados fluya con mayor velocidad y se de una rápida respuesta a las necesidades de los puertorriqueños.