Por: Roberto Morejón
El papel de Estados Unidos en el golpe en Bolivia y su posterior vínculo con el gobierno de facto gana espacio en medios de prensa alternativos, en negación de los alegados propósitos de los inquilinos de la Casa Blanca de respaldar la democracia en la nación sudamericana.
El depuesto presidente boliviano, Evo Morales, denunció en octubre, días antes de las elecciones, que agentes en vehículos de la embajada estadounidense ofrecieron a pobladores promesas de futuras obras sociales, a cambio de retirar el apoyo al gubernamental Movimiento al Socialismo.
Evo, quien presentó una queja al respecto al encargado de negocios Bruce Williamson, manifestó al diario mexicano La Jornada que la embajada del país norteño urdió la asonada contra su gobierno.
El dirigente indígena, quien opinó haber caído en una trampa, denunció el gasto de dinero de Estados Unidos para chantajear a trabajadores y estudiantes, a fin de depositar su voto a favor de candidatos de la derecha en los comicios del 20 de octubre.
Tras la revuelta de grupos ultraderechistas asumió el gobierno la autoproclamada presidenta Jeanine Áñez, quien en desenfreno total se alineó a Donald Trump.
Cada decisión de ella, la ultraderecha, militares y policías golpistas que la sostienen se atiene a las exigencias de Estados Unidos.
No por casualidad el secretario privado de Áñez es un ex asesor de la embajada de Estados Unidos en La Paz.
Erick Foronda trabajó 25 años como funcionario y colaborador para los medios de la sede diplomática de Washington.
Además se lidió con el ex presidente Gonzalo Sánchez de Lozada y Carlos Sánchez, artífices de una matanza en la ciudad de El Alto en 2003.
Foronda parece ser el hombre fuerte para garantizar los canales entre La Paz y Washington y NO por casualidad apoyó al extremista de derecha Óscar Ortiz de cara a los comicios de octubre, aunque el candidato obtuvo bajísimo caudal de votos.
En entrevista al diario local La Razón, la mano derecha de Áñez reveló el acelerado plan para aumentar la presencia estadounidense en Bolivia.
Cuatro técnicos de esa nacionalidad llegarán a La Paz para organizar las elecciones de mayo.
Dado el contubernio de la administración de Donald Trump con los forajidos que antes y durante las elecciones incendiaron Bolivia, es de esperar que el gobierno de facto autorice a las transnacionales del país norteño incursionar en el litio, una de las motivaciones del golpe.
La atadura con Estados Unidos de Áñez y de su Ministro de Gobierno Arturo Murillo, cuya hermana fue designada cónsul en Miami, avalará el propósito.
El secretario privado de la autoproclamada presidenta también está vigilante.