Por: María Josefina Arce
Poco conocen de la realidad de Cuba quienes pretenden minimizar los logros del país en el empoderamiento de la mujer, indispensable y
siempre presente en nuestra gesta libertaria y en el avance y desarrollo de nuestra sociedad.
Se acerca el Día Internacional de la Mujer, el venidero 8 de marzo, y es válido refrescar la memoria a esos individuos que se dicen cubanos,
pero que se prestan a campañas contra Cuba y desconocen su historia y los logros de las féminas en estos sesenta años de revolución.
Largo ha sido el camino desde que en 1869, en plena guerra contra la Metrópoli española, la patriota camagüeyana Ana Betancourt dijera “La
mujer cubana en el rincón oscuro y tranquilo del hogar esperaba paciente y resignada esta hora hermosa en la que una revolución nueva
rompa su yugo y le desate las alas….”
Casi cien años deberían pasar para que por fin se viera materializado ese anhelo de la mujer cubana, hasta ese momento discriminada,
olvidada, en su gran mayoría analfabeta y relegada a las tareas domésticas.
Con el triunfo de la revolución en enero de 1959 se abrió el camino para el reconocimiento de los derechos constitucionales de este
importante sector poblacional y se trabajara arduamente para su total reinserción en la sociedad.
La fundación en 1960 de la FMC, Federación de Mujeres Cubanas, daría un impulso considerable al noble empeño revolucionario de la
emancipación de las féminas, entre las principales beneficiarias de las conquistas sociales.
No ha sido fácil, centurias de discriminación conformaron patrones patriarcales. Pero las acciones revolucionarias, entre ellas la Campaña de alfabetización, la creación de guarderías y un sostenido trabajo educativo, posibilitaron que poco a poco la mujer encontrara su lugar en la sociedad.
También se dio vida a todo un cuerpo legislativo que reconoce los derechos femeninos. La constitución de 1976 y la aprobada el pasado
año, así como el Código de la Familia reconocen la igualdad entre el hombre y la mujer y sus prerrogativas ciudadanas.
Hoy gracias a un sistema de salud gratuito y universal, la esperanza de vida de las féminas al nacer es de 80 años, superior al de los hombres. Son también mayoría en las aulas universitarias y a su capacidad, preparación y tenacidad se deben importantes logros de la
ciencia cubana.
Amplia es igualmente su presencia en los órganos de poder. Cincuenta y tres por ciento de los diputados de la Asamblea Nacional del Poder
Popular son en la actualidad mujeres.
Intentar desconocer todos estos avances ha sido siempre una estrategia de los enemigos de Cuba, que no obstante es reconocida a nivel
internacional por su lucha contra la discriminación de todo tipo. Para las cubanas, como bien afirmara Fidel Castro, el triunfo de la
revolución significó dos revoluciones, una doble liberación.