La senadora Jeanine Áñez cumplió esta semana 100 días de haberse autoproclamado presidenta de Bolivia, luego del golpe de Estado contra Evo Morales, y su Gobierno de facto se ha caracterizado por haber impulsado una “feroz persecución” contra el partido político del exmandatario, el Movimiento al Socialismo (MAS), de acuerdo con expertos.
En un análisis publicado en el sitio web del Centro Estratégico Latinoamericano de Geopolítica (CELAG) se destacó que, además, el régimen de Áñez “ha sentado las bases del neoliberalismo y el neocolonialismo en Bolivia”.
La institución dedicada a la investigación de los fenómenos políticos en la región resaltó también que Áñez, quien se autodenominó como gobierno de transición, quebró ese pacto, presentándose como candidata presidencial para las elecciones del 3 de mayo próximo.
En sus primeros 100 días de gobierno, Jeanine Áñez ha impulsado una feroz persecución contra el MAS y ha sentado las bases del neoliberalismo y el neocolonialismo en Bolivia.
El artículo titulado “Los primeros 100 días de gobierno de Jeanine Áñez” sostuvo que, “con el pretexto de la necesidad de pacificación”, la autoproclamada inició “una persecución judicial tenebrosa contra exautoridades del MAS”.
Esa persecución pisoteó “todos los procedimientos judiciales y en muchos casos hasta los más básicos principios del derecho”, con la finalidad de impedir la reorganización de MAS de cara a los comicios generales de mayo.
El análisis indicó que más de cinco mil funcionarios de la administración de Morales y sus familiares fueron víctimas de una “investigación absolutamente arbitraria”.
El texto señaló que Áñez ha utilizado símbolos que tienen un respaldo de grandes sectores de la población boliviana, como la fe religiosa, “por eso usa la Biblia como señal de que ‘Dios vuelve a Palacio’.
Alineamiento con EE.UU.
En política exterior, el régimen de facto hizo una rápida alineación del país “a los mandatos estadounidenses”, pues restableció las relaciones diplomáticas con ese país y sus aliados (Israel), permitió el ingreso de nuevo de agencias de cooperación, como la USAID, y se salió de organismos de integración regional (Unasur y Alba).
Además, practicó una “diplomacia hostil con países de izquierda o progresistas (Cuba, Venezuela, México, Argentina y España)”, puntualizó el análisis.
En política interna, y para evitar conflictos, ha negociado con sectores sindicales, y mantuvo a la gran mayoría de empleados públicos en sus cargos, pero a la vez ha reprimido medios críticos, particularmente las radios comunitarias.
Giro hacia el neoliberalismo
En materia económica, Áñez ha “abonado el terreno para el giro neoliberal del país que se materializará, sin lugar a dudas, de no ganar el MAS las elecciones”, concluyó el artículo del CELAG.
(Tomado de Telesur)