Por: Guillermo Alvarado
Al amparo de la delicada situación epidemiológica causada por la pandemia de Covid-19, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, está llevando a cabo algo que soñó durante mucho tiempo, la expulsión masiva de migrantes sin documentos cuya solicitud de asilo está en proceso.
Con el argumento de evitar los contagios de esta peligrosa enfermedad, el ejecutivo del país norteño ordenó a las autoridades migratorias enviar hacia México, o directamente a otros países, a las personas que estaban en albergues temporales en espera de una solución a su caso.
De esta manera suman ya diez mil personas las que fueron expulsadas de manera sumaria, entre ellas cientos de niños sin acompañante que de acuerdo con las normas vigentes, habrían tenido derecho a permanecer en territorio estadounidense por razones humanitarias.
El argumento utilizado es tramposo, según un artículo publicado en el diario mexicano La Jornada y que cita al rotativo estadounidense The Washington Post.
Según la fuente, la justificación es evitar que los indocumentados difundan en Estados Unidos el SARS-CoV-2, cuando la realidad es que en el país norteño el virus está muchísimo más extendido que en los de origen de los migrantes.
Lo que sí es verdad es que tales prácticas dejan a esta masa humana en un estado grave de indefensión porque al llegar a suelo mexicano no son bien recibidos y los pocos lugares habilitados ya están saturados.
Se sabe, por ejemplo, que en un albergue privado en Piedras Negras, estado de Coahuila, 80 personas fueron dejadas en la calle por orden de las autoridades municipales, por miedo a la Covid-19.
Otros son enviados directamente desde Estados Unidos hasta el Triángulo Norte Centroamericano. Al inicio de la crisis sanitaria el gobierno de Guatemala cerró el aeropuerto a los vuelos cargados de migrantes, pero esa resistencia no pasó de 24 horas ante las presiones de Washington.
Tonatiuh Guillén, antiguo comisionado del Instituto Nacional de Migración de México, aseguró que “es la peor coyuntura migratoria de la región en muchos años, la más excluyente, la más discriminatoria y con violación de los derechos humanos desde Estados Unidos hasta Honduras”.
La administración Trump ha hecho lo que siempre deseó hacer, afirmó Aaron Reichlin-Melnick, asesor del Consejo de Inmigración Americano, y diez senadores demócratas dijeron en una carta que la crisis sanitaria no da al gobierno carta blanca para violas las leyes y los derechos humanos.
Trump se llama a sí mismo un hombre muy inteligente; sus obras lo revelan, sin embargo, como el gobernante más ruin que hayamos conocido.