Por Maria Josefina Arce
La COVID 19 significa un riesgo mayor para inmigrantes y comunidades indígenas, pero no podemos olvidar a los palestinos, un pueblo que hoy como el resto del mundo batalla contra la enfermedad causada por el nuevo coronavirus, pero que además debe enfrentar la hostil política de Israel.
Despojado de sus ancestrales tierras, este pueblo tiene altos índices de pobreza. Más del 80 por ciento de los pobladores de la Franja de Gaza vive por debajo del umbral de la pobreza, lo que reduce considerablemente su capacidad para comprar alimentos y medicamentos y por tanto, dificulta la respuesta a la dolencia.
La ilegal ocupación israelí, el asedio y las necesarias medidas contra la pandemia han dado lugar a una crisis económica, que de acentuarse podría llevar a un desastre humanitario, alertaron las autoridades palestinas.
La Franja de Gaza, bloqueada desde 2006 y constantemente bombardeada debe lidiar, además, con una frágil infraestructura sanitaria ante la impedimenta de adquirir los insumos necesarios y con apenas acceso a la ayuda médica exterior.
El panorama no es mucho mejor en la Cisjordania ocupada, que se ha visto afectada por la demolición por tropas israelíes de clínicas comunitarias y de emergencia.
Recientemente en la aldea de Khirbet Ibziq tropas sionistas no solo destruyeron instalaciones sanitarias sino que confiscaron material destinado a los contagiados con la COVID 19.
La situación se torna más preocupante por el aumento de la presencia de colonos judíos en esa región, que usurpan las tierras y lleva a un mayor hacinamiento de sus pobladores. Ni en tiempos de pandemia Tel Aviv ha dejado de lado su ilegal expansión.
De hecho en marzo pasado el embajador palestino ante la ONU, Riad Mansur, denunció la escalada de anexiones y colonias ilegales del régimen israelí, en medio de la lucha mundial contra la pandemia.
El diplomático alertó de los planes sionistas de construir otras MIL 739 viviendas mayormente en Cisjordania, aprovechando la cuarentena impuesta en algunas zonas para evitar la propagación de la enfermedad.
Los palestinos libran hoy una doble batalla. Sus esfuerzos por proteger a sus ciudadanos y enfermos chocan con la criminal política de Israel, que apoyado por Estados Unidos ha violado históricamente los más elementales derechos humanos de ese pueblo y se aprovecha hoy de que la atención mundial está puesta en el enfrentamiento a la COVID19.