Por: Maritza Gutiérrez
A pesar de los cuantiosos recursos y esfuerzos que el Estado cubano destina a la alimentación y la agricultura, las consecuencias del bloqueo norteamericano contra nuestro país, no son ajenas a este sector.
Según el último informe publicado sobre las afectaciones del cerco norteamericano, en el sector de la alimentación los daños ascienden a más 412 millones 200 mil dólares.
La llegada de la pandemia de la Covid-19 a Cuba ha constituído un desafío adicional para garantizar la alimentación adecuada a la población, en medio de las condiciones de distanciamiento social requerido para cortar la cadena de transmisión del virus.
A causa del cerco económico Cuba no puede comprar en los Estados Unidos, las materias primas, ni materiales ni equipamientos para modernizar sus lineas de producción de alimentos.Y las empresas están obligadas a importar alrededor del 70% de sus materias primas en España, Brasil, Italia, Argentina y México, paises cuyas economías hoy sufren severas afectaciones por la pandemia, lo que podría perjudicar su volumen de exportaciones en un futuro cercano.
La estrategia a seguir consiste en concentrar nuestros recursos financieros y esfuerzos en la agricultura. Garantizar las producciones a través de todas las formas de agricultura, urbana y suburbana, así como la familiar. La tierra es lo que tenemos y tenemos que hacerla producir los alimentos que necesitamos. No podemos depender de la importaciones de alimentos, aún cuando el país continuará importando productos básicos.
A esta estrategia debemos añadir que Cuba tiene organizado un sistema socialista de distribución equitativa a partir de una canasta básica subvencionada por el estado, independientemente de la red de tiendas que existen en todo el territorio nacional.
Dicha canasta básica se asienta en un registro nacional de clientes o consumidores, y constituye una de las vías más efectivas que ayuda a fortalecer la distribución interna de alimentos con equidad para toda la población a lo largo y ancho del país.
Esta forma de distribución parte de un registro nacional que incluye a todos los residentes en el territorio nacional y distingue de manera particular a las provincias, ciudades capitales, las regiones rurales y montañas, así como a los niños y adultos mayores de 65 años con productos básicos priorizados.
A pesar del cerco norteamericano que intenta rendirnos por hambre y enfermedades desde hace 60 años, hoy Cuba se encuentra entre las naciones que más han avanzado en sus políticas alimentarias con igualdad y están más cercanas a alcanzar las metas incluidas en el segundo objetivo de la Agenda de Desarrollo Sostenible 2030, según consta en el informe sobre la Política Alimentaria Mundial de 2018.
Frente al desafio que impone la pandemia de la Covid 19 y la política del bloqueo, Cuba levanta la bandera de la solidaridad reafirmando la máxima martiana de que Patria es humanidad.