Por: Maria Josefina Arce
A las críticas al gobierno de facto de Bolivia por la demora en aplicar medidas eficientes para el combate a la COVID 19, la falta de insumos y las insuficientes pruebas de diagnóstico realizadas, se suman las denuncias de los intentos de los golpistas de perpetuarse en el poder.
Diversos sectores han demandado la convocatoria de elecciones, pues estiman que las autoridades, que se autodenominan de transición, se escudan en la enfermedad causada por el nuevo coronavirus para seguir dando largas a la determinación de una fecha para el ejercicio democrático.
Incluso el ejecutivo ha anunciado un recurso de inconstitucionalidad contra una ley promulgada recientemente por el Parlamento que da un
plazo de noventa días para ir a las urnas y poner fin a la crisis política que vive la nación, tras el golpe de estado en noviembre pasado contra el entonces presidente Evo Morales.
Resulta llamativo que una de las principales opositoras a la legislación es la presidenta interina Jeanine Añez, ahora también candidata, aunque tras la asonada prometió que su única misión era convocar a comicios.
Recordemos que el golpe fue promovido por la derecha por supuesto fraude en las elecciones de octubre último en las que fue reelecto Morales, y en las que se comprobó no hubo irregularidades.
Las denuncias también han sido formuladas por la iglesia católica. La Conferencia Episcopal Boliviana afirmó que la ubicación en instituciones públicas de partidarios del actual gobierno revela sus pretensiones de quedarse definitivamente en el poder.
Asimismo en diferentes ciudades del país andino como La Paz, El Alto y Cochabamba se realizaron marchas y cacerolazos en demanda de una
fecha electoral y la salida del gobierno de Añez.
El ex presidente Morales señaló que un gobierno de transición es para convocar al pueblo a las urnas, y no para adoptar ilegales decisiones como deudas con el Fondo Monetario Internacional y concesiones mineras a favor de grandes empresarios.
La realidad es que de cara a unos comicios el cuestionado enfrentamiento del gobierno a la COVID 19 resta posibles votos a Añez, a quien gran parte de la sociedad califica como golpista y racista por sus declaraciones contra los pueblos autóctonos.
Por demás, las encuestas de opinión efectuadas a principios de marzo daban como favorito para las elecciones del pasado día tres de mayo, suspendidas por la COVID 19, a Luis Arce, candidato del MAS, Movimiento al Socialismo.
Hoy la incertidumbre marca el panorama de Bolivia, que se debate entre el enfrentamiento a la enfermedad causada por el nuevo coronavirus y las más que claras pretensiones de los golpistas de perpetuarse en el poder.