Por: Guillermo Alvarado
Uno de los principales expertos en Estados Unidos sobre enfermedades infecciosas, el doctor Anthony Fauci, advirtió al Senado de la potencia norteña que la apertura antes de tiempo de la economía podría tener como consecuencia una nueva y más grave ola de contagios de Covid-19.
El especialista, una especie de luz en la oscuridad de la Casa Blanca, dijo en una videoconferencia que es inevitable la aparición de algunos brotes cuando la gente vuelva a entrar en contacto, pero la magnitud dependerá de cuán preparadas estén las autoridades sanitarias para contener esos contagios.
No obstante, si la apertura se realiza sin adoptar las medidas recomendadas, como están haciendo algunos estados, esos focos se convertirán rápidamente en nuevas epidemias.
Fauci, quien se sometió a una cuarentena luego de que un miembro del equipo del presidente Donald Trump dio positivo al virus, recordó que hay normas federales que se deben acatar para reabrir la economía.
Entre ellas figuran que exista una disminución real de casos positivos durante al menos dos semanas, el seguimiento estricto de los contactos de aquellos que resultasen enfermos y la vigilancia de eventuales asintomáticos entre la población vulnerable, lo que incluye hogares de ancianos y sitios similares.
Si eso no se cumple el país sufrirá una segunda y tercera oleada y la economía sufrirá mucho más que si se espera un poco antes poner fin al aislamiento.
El caso es que el mismo Trump ignora a su experto y es un entusiasta seguidor del bando de quienes exigen un inmediato levantamiento de las restricciones, como una especie de juego al todo o nada, apurado porque ve escaparse de sus manos la posibilidad de su reelección al cargo.
Así se explica, por ejemplo, el berrinche que hizo en reciente conferencia de prensa cuando fue cuestionado por una periodista acerca del creciente número de muertes en ese país y los malos resultados de la gestión de la crisis. Tras responder con un exabrupto, el presidente abandonó la sala.
Estados Unidos acumula ya prácticamente un millón y medio de casos y 80 mil muertos, si bien el doctor Fauci aseguró ante los senadores que la cifra real podría ser mucho más elevada.
La economía sigue en picada y el desempleo subió a 14,7 puntos en abril y a finales de junio podría estar en la cifra récord de 20 por ciento.
El verdadero problema, sin embargo, no es ese, sino la propagación descontrolada del virus y la falta de objetividad e inteligencia de un gobierno federal, que se empeña en poner la carreta delante de los bueyes y ve, en su mente acalorada, la pandemia como una competencia y no como un peligro mortal.
