Desempleo Clasista

Editado por Maite González Martínez
2020-05-18 07:44:05

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Foto / americaeconomia.com

Por: Guillermo Alvarado

Aparte de la crisis sanitaria provocada por el pésimo manejo de la Covid-19 en Estados Unidos, otro problema grave viene aparejado para la población y es la destrucción masiva de puestos de trabajo que ha elevado la tasa de desempleo hasta 17 por ciento, la mayor en los últimos 90 años.

De acuerdo con los datos más recientes, cerca de 37 millones de personas quedaron en la calle y tuvieron que acogerse al subsidio que otorga el país.

Detrás de estos datos se esconde, sin embargo, una tragedia de mayores proporciones porque el problema, como ocurre siempre en esa sociedad, va de la mano con las profundas diferencias de clase.

La Reserva Federal, que hace las veces de Banco Central en Estados Unidos, informó que ya para finales de marzo y principios de abril el 20 por ciento de los más pobres perdieron su trabajo o les obligaron a tomar una licencia sin salario ni fecha de retorno, debido a la pandemia.

El periodista Sergio Kiernan, del diario argentino Página 12, estima que el índice real de paro entre los empleos peor pagados está llegando al 40 por ciento, mientras entre los asalariados con más altos ingresos apenas es de 1,5 puntos porcentuales.

Como se puede ver, la diferencia es abismal y se debe a que la pandemia eliminó en primer lugar los puestos más precarios, como repartidores, empleados de tiendas, gastronomía, pequeños y medianos hoteles e incluso, por paradójico que parezca, a personal de la salud.

Son los que, hablando con propiedad, apenas consiguen los llamados “contratos basura” que con suerte llegan a un salario mínimo, cobran por hora cuando hay trabajo o viven de las propinas.

Se trata de gente sin ahorros para enfrentar la crisis, no son propietarios de su vivienda y carecen del derecho a una indemnización si son despedidos, por lo que ahora dependen del subsidio de desempleo.

El estudio de la Reserva Federal tiene como cierre la primera quincena de abril y en el mes que transcurrió desde entonces todo empeoró más.

Las estadísticas oficiales no recogen a otro importante sector laboral en Estados Unidos, como son los inmigrantes indocumentados, que ganan todavía menos y no tienen absolutamente ningún derecho porque desde el punto de vista legal, simplemente no existen.

Si, como advierten los especialistas, ocurre una segunda ola de contagios debido a la prisa por abrir la economía, serán los más pobres del país más rico los que conocerán el lado oscuro del llamado “sueño americano”.



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