Por Maria Josefina Arce
La situación sanitaria en Chile es bien compleja. En los últimos días se ha disparado el número de contagiados con la COVID 19 que ya suman más de 46 mil lo que ha dado al traste con el cuestionado plan del gobierno que preside el multimillonario Sebastián Piñera de ir a lo que denominó un retorno seguro para activar la paralizada economía.
Una iniciativa que muchos denunciaron daba una señal equivocada de la real situación existente en el país, por lo que buena parte de los ciudadanos relajaron las medidas de seguridad y distanciamiento social.
El resultado ha sido negativo. A las autoridades no les quedó otra alternativa que ampliar la cuarentena a todo Santiago de Chile, la capital, en una medida aplaudida por muchos, pero calificada de tardía ante el incremento de casos de la enfermedad causada por el nuevo coronavirus.
De hecho diputados de oposición y alcaldes de las distintas comunas habían solicitado al gobierno que estableciera la cuarentena total en la capital, pues el comportamiento de la dolencia hacia prever el actual panorama. Solo en esa urbe se concentra poco más del ochenta por ciento de los infectados de todo el país.
Ante la actual situación al presidente Piñera no le ha quedado más remedio que admitir que los centros hospitalarios, tanto públicos como privados, están desbordados y que en los próximos días enfrentarán una mayor exigencia al entrar la nación en una fase del aumento de contagiados y fallecidos.
De acuerdo con las informaciones, en el principal cementerio de la ciudad se cavan a marcha forzada dos mil nuevas fosas, conscientes de que lo peor esta por llegar. Las autoridades sanitarias estiman que el pico de la enfermedad tendrá lugar a finales de este mes o principios del venidero junio.
En un discurso nacional Piñera reconoció que Chile no estaba preparado para enfrentar la pandemia. El país, aunque el presidente no lo mencione, presenta grandes desigualdades sociales que hacen mas vulnerables a muchos chilenos.
La riqueza en Chile está muy mal distribuida y altamente concentrada. El uno por ciento de la población acumula casi el 27 por ciento de la riqueza generada en todo el territorio, mientras que 50 por ciento de los hogares de menos ingresos concentra solo el 2,1 por ciento.
Una situación que tuvo su detonante en octubre pasado y que llevó a multitudinarias protestas, interrumpidas por la COVID 19 y que no se espera mejore, pues el gobierno de Piñera ya ha solicitado al FMI, Fondo Monetario Internacional, un crédito millonario para los próximos dos años con los que hacer frente a una importante crisis económica ahora agravada por la pandemia.