Sistema cubano de salud no ha estado a la defensiva

Editado por Maite González Martínez
2020-05-26 08:22:18

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Imagen / Prensa Latina.

Por: Roberto Morejón

La estrategia cubana contra la COVID-19 no permitió que los hospitales quedaran saturados, ni en los momentos álgidos de la pandemia.

Aun en el escenario más favorable de la incidencia del nuevo coronavirus, continúan ingresados unos pocos centenares de personas en hospitales.

Allí reciben vigilancia clínica epidemiológica los enfermos con síntomas, desde sus variantes más leves hasta las extremas.  

Mientras en la Atención Primaria de Salud están al tanto de poco menos de dos mil personas, en los hospitales los médicos, enfermeros, técnicos, auxiliares y administrativos pueden consagrarse en circunstancias más propicias.

Ochenta y cinco por ciento de los enfermos logró recuperarse gracias a los protocolos de medicamentos empleados, una parte de ellos de fabricación nacional, y a la esmerada  atención de los profesionales de la salud.  

Ellos han sabido sobreponerse a los imprevistos de un padecimiento nuevo, contando con la ayuda de científicos e investigadores.

Médicos y hombres y mujeres de las ciencias apuntaron hacia la utilización de fármacos, procedimientos y habilidades destinados a robustecer el sistema inmunológico de los contagiados y contactos.

En barrios y poblados, miles de estudiantes de Medicina y médicos de la familia NO estaban cruzados de brazos.

Las frecuentes pesquisas, sobre todo con las personas más vulnerables, permitieron detectar situaciones dudosas.

Los medios de comunicación entrevistan a médicos y pacientes que narran momentos difíciles vividos dentro y fuera de los hospitales.

Fue así aunque la pandemia no rebasó en la mayor de las Antillas los servicios de salud.

Pese a todo más de 80 fallecimientos fueron inevitables, no obstante los titánicos esfuerzos en las salas de terapia intensiva.

Esos recintos fueron dotados de los recursos necesarios en medio de  limitaciones acentuadas por el bloqueo de Estados Unidos.

Por esa razón los entendidos y la población evalúan en niveles superlativos la labor rendida por los colectivos de la salud.

Los llamados son a NO bajar la guardia porque el enemigo invisible persiste en sus letales amenazas y se requiere asegurar que lo avanzado hasta hoy, muy loable, tenga asideros profundos.

Quienes perversamente auguraron que Cuba carecería de médicos y servicios suficientes para tratar el nuevo coronavirus porque en su criterio torcido la infraestructura estaba debilitada, deberían admitir lo fallido de sus premoniciones, con las que les hicieron el juego a los enemigos de este país.



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