Por Maria Josefina Arce
Sistemáticos son los asesinatos de líderes sociales, campesinos y ex guerrilleros en Colombia, donde cada vez son más las voces que reclaman al presidente Iván Duque que se ponga fin a esa alarmante situación.
A finales de 2016 en La Habana se firmaron los históricos acuerdos de paz entre el gobierno del entonces mandatario Juan Manuel Santos y la otrora rebelde Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia - Ejército del Pueblo. Desde esa fecha hasta la actualidad no han cesado las acciones violentas contra los antiguos guerrilleros.
En cuatro años han sido ultimados 214 ex rebeldes, quienes en cumplimiento de lo acordado hicieron dejación de las armas. Solo en lo que va de 2020 al menos 25 han sido asesinados, afirmó el Instituto de Estudios para la Paz.
La observancia de lo estipulado y la voluntad de los miembros de la antigua guerrilla de reinsertarse en la sociedad y dejar atrás un conflicto armado de más de cinco décadas no ha tenido una actitud recíproca del gabinete que preside Duque, próximo a cumplir dos años en el poder.
Al respecto la senadora colombiana Victoria Sandino afirmó que " asegurar la vida de las personas que firmamos el acuerdo de paz, eso es lo que debe hacer su gobierno mediante la implementación ".
Por su parte, el congresista Iván Cepeda afirmó que la militarización no es una respuesta acertada, que se deben atender las demandas históricas de las comunidades como recoge el acuerdo de paz.
Colombia sigue inmersa en una espiral de violencia. Seis meses han transcurrido del presente año y ya se cuentan por decenas los asesinatos, e incluso la violación de una niña indígena a manos de militares colombianos.
Los acuerdos de paz peligran, una realidad sobre la que muchos han alertado, entre los que se cuentan organizaciones internacionales que han expresado su preocupación por la violencia que sacude al territorio colombiano y el incumplimiento de lo pactado, tras años de intensas negociaciones.
Pero el presidente Iván Duque desde que asumió en 2018 mira para otro lado, no atiende los reclamos cada vez más fuertes de la sociedad colombiana de que se cumpla con lo acordado hace cuatro años para que la paz por fin llegue a la nación suramericana.
