Por: Guillermo Alvarado
Numerosos países, entre ellos algunas potencias occidentales, han advertido al régimen sionista de Israel sobre las consecuencias que tendría llevar a la práctica la anexión de los territorios palestinos ocupados, una idea capaz de destruir para siempre las precarias posibilidades de paz en el Oriente Medio.
Ese insano propósito está inscrito en el proyecto elaborado por el gobierno de Donald Trump para esa región, presentado con el engañoso nombre de “Paz para la Prosperidad”.
Dicho texto en realidad solo aborda los intereses de Tel Aviv y sacrifica el derecho del pueblo palestino a contar con un Estado soberano, dentro de las fronteras anteriores a 1967, y con Jerusalén oriental como capital.
El plan, que no fue consultado ni aprobado por una de las dos partes en conflicto, pretende dar a Israel el derecho de incorporar a su soberanía los territorios ocupados en la llamada “guerra de los 6 días”, más todas las tierras robadas durante la política de construcción de colonias ilegales.
Además, se le permitiría apropiarse del Valle del Jordán, una rica franja de tierra de 105 kilómetros de extensión que representa el 30 por ciento de Cisjordania y es el suelo mejor irrigado y más apto para la agricultura en toda esa región.
El gobierno de Rusia advirtió que la anexión por Israel de territorios palestinos no sólo eliminaría para siempre la posible solución de dos Estados, aprobada por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, sino que desataría una nueva espiral de violencia.
La misma advertencia hicieron los secretarios generales de la ONU, Antonio Gutérrez, y de la Liga Árabe, Ahmed Abul Gheit.
Soad Rumman, diplomática palestina, recordó que los asentamientos ilegales israelíes en territorios ocupados palestinos constituyen un crimen de guerra, según lo establece la IV Convención de Ginebra y el Estatuto de Roma.
Este despojo fue condenado por la comunidad internacional mediante la resolución 2334 del Consejo de Seguridad de la ONU, aprobada en 2016 con 14 votos a favor y la abstención de Estados Unidos.
Este martes los gobiernos de Alemania, Francia, Egipto y Jordania llamaron a Israel a abandonar este proyecto y advirtieron que no reconocerán ninguna modificación a las fronteras de 1967 que no sea aceptada por Palestina.
Los planes sionistas debían ponerse en práctica el 1 de julio, pero el jefe de gobierno Benjamín Netanyahu los ha retrasado, quizás porque desde la Casa Blanca Tump no ha dado todavía luz verde. Ambos debieran recordar, no obstante, aquel refrán popular de que guerra avisada, no mata soldado.