Por Maria Josefina Arce

En violación de los múltiples tratados existentes a nivel internacional, el ataque radioeléctrico es otra de las variantes empleada históricamente por Estados Unidos contra los gobiernos progresistas para su desestabilización y  llevar a  un cambio que responda a sus intereses.

Mediante tergiversaciones de la realidad y todo un bombardeo de propaganda busca Washington con este método  incentivar el desacato al orden constitucional e imponer el caos. Cuba conoce muy bien de estos planes injerencistas,  pues a lo largo de décadas ha sufrido agresiones de radio y televisión, como parte de la fallida estrategia norteamericana de subversión contra la revolución.

Ahora es Venezuela también el objetivo de esta desleal práctica. En los últimos días se conoció que Guyana rechazó las pretensiones estadounidenses de usar su infraestructura para trasmitir ilegalmente hacia Venezuela la señal de la emisora La Voz de  América.

La directora de Comunicaciones de la presidencia de Guyana, Ariana Gordon, afirmó que no es del interés de su país hacer algo que contribuya a desestabilizar las relaciones con la vecina nación suramericana.

Caracas denunció la nueva maniobra de la Casa Blanca y apoyó su condena con un memorando del pasado mes de abril entre la cancillería de Guyana y el Ministerio de Comunicaciones, donde se comprueba que se recibió y estudió la solicitud.

Es conocido por todos que la VOA, fundada en 1942, es uno de los instrumentos de manipulación propagandística y subversión política e ideológica de la USIA, Agencia de Información de Estados Unidos.

De hecho la emisora ha intensificado sus ataques contra el presidente constitucional de Venezuela, Nicolás Maduro, y ha dado voz a Juan Guaidó, quien se autoproclamara el pasado año, con el beneplácito de Washington, jefe de estado encargado del país suramericano.

La VOA incluso tiene un espacio titulado Venezuela 360, en el que se dedica a vilipendiar al gobierno de Caracas y a lanzar falsas noticias sobre la realidad del estado, dando una imagen de crisis humanitaria, un pretexto muchas veces utilizado para intervenciones armadas.

Esta nueva acción  se suma a las que viene desarrollando Estados Unidos contra Venezuela desde que Donald Trump asumió la presidencia en 2017 y que van desde sanciones, bloqueo para impedir la llegada de buques con alimentos, medicinas e insumos para el tratamiento del petróleo, hasta acusaciones contra Maduro de apoyar el narcotráfico y la llegada de militares estadounidenses a zonas de Colombia, fronterizas con el territorio venezolano.

Todo encaminado a buscar el derrocamiento de Maduro y colocar al frente de esa nación latinoamericana un gobierno títere que le garantice el acceso a los cuantiosos recursos  naturales, sobre todo el codiciado petróleo.