Por: Roberto Morejón

La estrategia económico-social cubana para enfrentar la crisis mundial provocada por la COVID-19 y el recrudecimiento del bloqueo estadounidense comprende diversos derroteros de trabajo, entre ellos el reordenamiento de la empresa estatal socialista.

En lo adelante se robustecerá su papel como pilar de la economía planificada y alentará su participación en la industria nacional, en su condición de principal proveedor de bienes y servicios.

Uno de los principios de la estrategia aceptada recientemente por el Consejo cubano de Ministros contempla mayor autonomía en la gestión empresarial.

La adjudicación de esa flexibilidad responde a análisis bien sedimentados y solicitudes de empresarios y ciudadanos.

Es cierto que el sistema empresarial estatal cubano recibió autorización con anterioridad para disponer de facultades, acorde con lo establecido en la Constitución de la República.

Entre 2011 y 2016 se aplicaron disposiciones con el fin de transformar gradualmente esas entidades y el año pasado vieron la luz otras 28.

Pero expertos consideran que las empresas estatales cubanas siguen aún con inconvenientes en su planificación.

Argumentan los entendidos que si bien las entidades de base sustituyeron mecanismos administrativos por económico-financieros, prosiguen sin aprovechar todos los resquicios productivos.

Igualmente, transcurren con lentitud los encadenamientos con el turismo, la inversión extranjera y la rama no estatal.

De ahí la previsión de reducir las restricciones en los nexos de las empresas con las modalidades autónomas y cooperativas, mediante la utilización de cuentas bancarias.

Además, Cuba pretende ajustar el objeto social de las empresas estatales y permitir la práctica de actividades suplementarias, en la búsqueda de más ingresos.

De manera que la empresa estatal socialista en Cuba deberá disminuir la rigidez en el proceso de planificación, como estipulan los Lineamientos de la Política Económica y Social del Partido y la Revolución.

La idea es que esa modalidad productiva y las formas de gestión autónomas y cooperativas se desempeñen en condiciones propicias similares, a pesar de las limitaciones financieras, y tributen con soltura hacia el mercado doméstico.

Por esa vía Cuba potenciará el desarrollo, logrará impactos en la vida económica y social y compensará el lastre dejado por la pandemia y  el boicot estadounidense.