Foto: Archivo/RHC.
Por: Guillermo Alvarado
Organizaciones sociales y parte de la población de la ciudad de Portland, estado de Oregon, cumplieron cien noches de protestas consecutivas contra el racismo, la brutalidad policial y las políticas de represión impulsadas por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
Las manifestaciones comenzaron después de que agentes de la policía asesinaron el 25 de mayo reciente al ciudadano afro estadounidense George Floyd en un barrio de Minneapolis, Minnesota.
Imágenes del oficial Derek Chauvin con la rodilla sobre el cuello de la víctima, después que había sido esposado y tendido sobre el suelo con la ayuda de sus colegas Thomas Lane y Alexander Kueng, recorrieron el país y causaron una gran indignación.
Un cuarto policía, Tou Thao, se encargó de contener a las personas que se agruparon y trataron de ayudar a Floyd.
El movimiento Las Vidas Negras Importan y otros grupos defensores de los derechos civiles llamaron a salir a las calles para condenar la conducta violenta de la policía, sobre todo contra miembros de minorías étnicas.
Portland fue uno de los lugares donde más eco tuvo la convocatoria y durante cien noches consecutivas las marchas se han mantenido en las calles.
A mediados de julio y sin contar con las autoridades locales y estatales, Trump decidió enviar fuerzas federales a esa urbe para reprimir las protestas, cuya sede principal ha sido el Palacio de Justicia ubicado en el centro de la ciudad.
Esto fue igual que poner gasolina al incendio pues los enfrentamientos entre civiles y federales subieron de tono, al mismo tiempo que las críticas hacia la Casa Blanca que, finalmente, debió dar marcha atrás aunque mantiene la amenaza de repetir el experimento.
El movimiento Las Vidas Negras Importan conmemoró los cien días de protestas con nuevas manifestaciones, vigilias y discursos y las fuerzas de seguridad repitieron sus brutales ataques con gases tóxicos y bastones.
Al mismo tiempo, simpatizantes de Trump organizaron algunas movilizaciones en otras ciudades del país, lo que provoca una extraordinaria tensión.
Faltan menos de dos meses para las elecciones presidenciales y legislativas del 3 de noviembre y las opiniones están divididas en cuanto a si las protestas afectan o ayudan a Trump, en su campaña por la reelección.
Por un lado habrá gente poco dispuesta a favorecerlo con su voto, pero por el otro le permiten exhibirse ante la derecha blanca, protestante y anglosajona como el líder absoluto de la ley y el orden a cualquier precio. De todo un poco, mis amigos.