Urgen cambios globales

Editado por Lorena Viñas Rodríguez
2020-09-08 07:58:14

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Foto: Archivo/RHC.

Por: Guillermo Alvarado

Entre las importantes lecciones que está dejando la pandemia de covid-19 está que en muy pocos países, demasiado pocos, había condiciones políticas, económicas y sanitarias para enfrentar una crisis de esta magnitud que está profundizando las desigualdades entre las naciones y al interior de ellas.

Así lo expresó el académico y Premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz en un artículo publicado en el número de septiembre de la revista Finanzas y Desarrollo, editada por el Fondo Monetario Internacional.

Y no se trata sólo del tamaño o volumen de desarrollo de cada Estado, sino de la jerarquía  de los valores en que la sociedad está fundamentada.

Esto explica por qué Estados Unidos, principal potencia económica y militar del planeta, sea también el más afectado por el nuevo virus, con 6,3 millones de enfermos y 189 mil muertos al momento de escribir este comentario.

Stiglitz explica que la nación norteña antes de la pandemia tenía uno de los estándares de salud más bajos de todo el mundo desarrollado, sin acceso generalizado a la atención médica y una débil esperanza de vida.

Estados Unidos tiene una economía controlada por las reglas del mercado, con una búsqueda exagerada de ganancias y la destrucción masiva de los derechos laborales, sobre todo para la mano de obra poco calificada.

Cita el autor que en materia fiscal, por ejemplo, tiene sistemas tributarios totalmente regresivos en los que, los que más ganan pagan una proporción menor de sus ingresos en impuestos, respecto a los trabajadores ubicados en la parte más abajo de la escala salarial.

La covid-19 no sólo sacó a la luz estas grandes desigualdades, sino que las profundizó porque se ha ensañado precisamente con los más pobres.

Durante décadas la doctrina neoliberal no previó que algunas medidas, entre ellas la liberalización de los capitales, la desregulación de las garantías laborales y la privatización de las pensiones de jubilación, incrementaron la inseguridad individual y erosionaron las bases de la economía.

Estados Unidos no estaba preparado para una crisis sanitaria global y una muestra es que las empresas no pudieron cumplir la demanda de objetos elementales, como mascarillas y guantes, menos aún de respiradores artificiales y pruebas para la detección del virus, equipos más complicados.

Por eso, afirma Stiglitz, la economía post pandemia tiene que funcionar sobre bases diferentes que ya deberían estar construyéndose. La enfermedad no va a desaparecer hasta que lo haga en todas partes y la economía no se recuperará a menos que eso ocurra en todo el mundo.

Mientras haya gobiernos que sigan obstaculizando una respuesta global a la crisis, seguiremos de mal en peor.     



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